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TEMAS BLOG OFICIAL DE LA POETA Y ESCRITORA andaluza Carmen Camacho ©2017

cuentos de una poeta

VERSOS (del libro cuentos de una poeta)

VERSOS (del libro cuentos de una poeta)

 La poeta se dijo; ¿que buscaba con mis versos?, ¿a quien buscaba? Y que tipo de baúl era el mio

¿Estaba recopilando sombras? Me he pasado años recopilando sombras. Como ir recogiendo en mi baúl los versos que escribía en la noches sin sueño en mi palomar. ¿Se puede recoger  versos? .No, no se puede, se desvanecen por donde vinieron, en el aire, por que están hechos de aire.

 

©Carmen María Camacho Adarve

LA AGUJA

LA AGUJA

La poeta, ayer por la tarde visito a una vecina, la chacha Lila. Vive en una casita cerca del  palomar, en un árbol. La chacha Lila no sabe su edad y quiere  borrar  de su memoria, las cosas que nunca deberían haberle pasado, como todo lo que perdió en la vida, por no saber decidirse, no soporta los  espejos, no sabe quien es, la anciana que la mira, no soporta los días nublados y lo que menos soporta es perderse por la casa.

 

 Es la memoria,  a saber, estaba contrariada… corría de una ventana a otra en busca de la luz, para enhebrar una aguja,  cuando ya casi tenia el hilo dentro ¡zas! surgía el duende; le empujaba en el codo  y nunca conseguía meter el hilo.

 

La poeta, miraba en silencio a Lila, comprendía con toda perfección, que hacia mucho tiempo que ella no encontraba el hilo para hilvanar sus días con la vida.

 

©Carmen María Camacho Adarve

A la sombra de la luz de la luna

A la sombra de la luz de la luna

La poeta conoce un secreto, es el de los primeros astronautas que llegaron a la luna. Es un secreto absoluto que nunca ellos han contado. A la sombra de la luz de la luna viven todas las ideas que se pierden. La luna, es un mundo asolado por pensamientos de los que solo piensa a medias, que a saber porque, son la mayor parte de las personas. En los cráteres florecen polvorientos los versos de la poeta. Son brotes perdidos en el espacio nocturno. Ninguno de los amigos de la poeta los ha leído. Menos Matilde, la presumida que guarda en un librero con puertas de cristal y a medida trece títulos académicos que restan mucho sitio los versos de la gente sencilla.

©Carmen María Camacho Adarve

Al amanecer los niños montaron en sus triciclos, y nunca regresaron... (del libro cuentos de una poeta)

Al amanecer los niños montaron en sus triciclos, y nunca regresaron... (del libro cuentos de una poeta)

 A la poeta le parece que: Las locuras de escribir no son las de antes, cuando los escritores hacían gimnasia con la escritura para ingresar en el olimpo de la demencia por las puertas grande del cielo.  Ahora, cualquier poeta que sale de las filas de vanguardias y camina por la senda de los maestros del cuento, de los versos, y los clásicos… ni siquiera es echado al fuego del silencio.  Se le lee en las universidades y basta.  Amén.  Hay excepciones clásicas que recuerdan, en su talento y actitudes, mejores épocas de la literatura.  “Al amanecer los niños montaron en sus triciclos, y nunca regresaron”...  Leopoldo María Panero: los críticos no saben si es un gran poeta porque está loco o (es un gran loco porque es poeta).

 

 La esquizofrenia es una mina llena de genios que doblan el pulso de sus propias esquinas, quitándose sombras y fantasmas de encima, cruzando las calles de las grandes ciudades con los ojos vendados para no ver la masacre.

 

  ¿Estuvo alguna vez loco el viejo Borges o su visión de Argos literario nublaba toda otra realidad?

 

 Según Bertrand Russell, Alicia en el país de las maravillas, escrito por un matemático al que le entró un pavor loco cuando echó un vistazo al futuro y vislumbró lo abismal lo oscuro de la persona -por los siglos de los siglos-, representaba para él una fuga hacia un maravilloso país de sueños frente a las locuras de la realidad.

 

 Otro tanto dijo de los libros de Alicia Henry Miller, de quien todavía dicen algunos que no es un escritor erótico sino pornográfico.  La diferencia según me contó un marginal y loco escritor, harto de vino, y por lo demás muy cabal y justo, en un antro: “El erotismo es tuyo y la pornografía es el erotismo de los demás”.

 

 Podemos hacer el mismo juego con la locura de escribir (y su paralelo de leer) y se encontrarán a tres calles del manicomio de la historia universal de la literatura frente a la infamia que representa la realidad histórica de los datos, fechas y episodios exactos.

 

  ¿Acaso la exactitud y la verdad eliminan la locura?  ¿Se enfrenta al poder?  “como el loco Gandhi “a la locura del Imperio Británico en la India.

 

 Son y somos un puñado de escritores y filósofos locos por la libertad para la que escribimos los versos más tristes cada noche de locura que transitamos por los muladares lejos de; -la política es cultura-

 

  No, ya no hay, salvo excepciones, locos como los de antes, que dejaban de escribir porque habían llegado a la locura definitiva en su callejón sin retorno o se habían vuelto rematadamente locos por su obstinada grafomanía.

 

  Quedan textos-advertencia, de los peligros de la escritura para quienes: locos lúcidos (pocos) y locos de atar (muchos) entran por propia voluntad o por error irreparable en el jardín de las delicias donde sólo encontrarán la dantesca realidad de la angustia, la soledad y la nada.

 

 

©Carmen María Camacho Adarve

LAS FLORES (del libro cuentos de una poeta)

LAS FLORES (del libro cuentos de una poeta)

Leo me regalo,  tres flores de papel  plata, que encontró en unas piedras, cerca de una alcantarilla, plantadas  en una maceta de plástico azul. Las puse  en la ventana y cada mañana las riego con acetona en la que disuelvo un puñado de sal. Las flores crecieron de una forma sorprendente. Tanto crecieron que todos los vecinos, comenzaron a escribir cartas petitorias, en sus pétalos de tres colores.

 

Las flores de Leo se deshojaron poco a poco disueltas en lloros de muñecas y penitencias de viudas.  Pude salvar el único pétalo que quedaba de color azul y  escribir un poema muy malo que hablaba de osos y gorilas,  que bailaban en un jirón de nube malva, cogidos de la mano.

 

Y así fue, como  deje de creer en Leo y de escuchar sus historias sin final.  No sabía aun que todo el mundo, se parece,  deje de creer en el amor, como lo contaba los programas de televisión,  que Leo siempre veía. De  creer en cualquier clase de-importancia-  cuando me di cuenta que todo consiste en: guarda besos, en una caja de chocolatinas y guardados para el futuro. Lo que los poetas llaman amor es una fría especulación a veces muy arriesgada.

 

A la poeta le gustan; las hojas de los árboles, las hojas de los libros, las hojas grandes, de las plantas muy grandes. Mientras por las noches estudia en viejos tratados de brujería, la estadística para averiguar hasta que punto, conocen lo que es el amor, aquellos que nunca han recibido nada a cambio.

 

 He decido no mimar a Leo, no mimar a nadie. Y ponerme  un vestido largo para salir a la calle y  bajo la falda escondo, un ramo de margaritas doradas. para coronar con ellas los libros de poesía.

 

 

©Carmen María Camacho Adarve

 

 

ROMPECABEZAS (del libro cuentos de una poeta)

ROMPECABEZAS (del libro cuentos de una poeta)

...Soy la poeta, que eligió escribir sus versos y morirse de hambre ya que no quería aceptar a los mercaderes, vender, sus textos con traza de estratega a ningún credo. A pesar que parecen bonitos cuando viven escritos en los libros de las organizaciones políticas, en campaña electoral, las ediciones suelen ser de lujo, a veces, el partido de turno, mete versos amañados, en parte de sus discursos... aludiendo al arte creativo y del mismo partido -que la poeta vendida- ensalzando la cultura y barriendo para adentro.

 

Soy una poeta, muy poco consecuente, sencilla  y hasta humilde, que habita en una pacifica, puede ser que mordaz rebeldía, a saber por qué. A veces me rodeo de  amigos y de otros que no lo eran, hasta que todos me abandonaron, incluso la más pizpireta vanguardista de poetas anárquicos, esos que recitan versos en “circos de las pulgas” a los niños “cara jaula”.

 

Y todos me abandonaron, para ir encajándose en el rompecabezas de: universidades, doctorados, claustros poéticos, talleres de poesía de pago, congresos, y seminarios.

 

A hora son piezas desencajadas en el rompecabezas del amor, al éxito y al dinero.

©Carmen María Camacho Adarve

PALABRAS (del libro cuentos de una poeta)

PALABRAS (del libro cuentos de una poeta)

 

Esta mañana  amaneció  el día arrugado.  Se replegaron  las horas apretujadas unas con otras: las cuatro, las cinco, las seis, las siete.  Sin darme cuenta se me echo encima la noche; y  me voy acurrucando entre los pliegues de una vida de palabras  desgastadas, juntando a puñados,  segundos, minutos,  y horas.  Tiempo en él que nada sucedió.  Y es que a veces la vida  es de segunda mano.  En la mía hubo quien; me negó ser escritora y poeta.  Otros se hicieron ricos con mi trabajo.  Nadie compro un libro mío.  Me robaron tres baúles de palabras blancas.  Entraron a mi palomar de madrugada el calor  era pegajoso, tenía las ventanas abiertas y acababa de dormirme. Se llevaron las palabras. Empieza la semana y nunca termina está llena de domingos; es incapaz de hacerse lunes  y si  acaso llega son ya más de las doce de la noche. Y el verano es muy largo en mi palomar. Salgo a la calle y recojo: palabras sueltas, palabras al vuelo, llenando mis baúles. Un cansancio infinito me sorprende, una tristeza me llena el corazón. ¿Recoger palabras? ¿Empezar de nuevo? ¿Quién me lee? ¿Por qué robaron mis palabras? ¿Para quién escribo? ¡Decidme! ¿Qué hacéis con mis palabras? No más cantos de sirenas. No más tierra prometida.

 

 A veces, la vida es  manoseada por los demás.

Vuelvo a dormir, con las ventanas abiertas, y el calor sofocante, pensando cómo lo hacen para llegar los primeros a la vida y estrenarla. La vida se me va.  Con  los viejos que recuerdan a sus muertos y  mujeres que  llenan siempre el mismo jarro de agua sin dejar que el agua corra.

 

©Carmen María Camacho Adarve

Cuento de la fuente del patio de los leones

Cuento de la fuente del patio de los leones

 

 Una mañana, paseando por el castillo rojo, me detuve a meditar en la fuente del patio de los leones y se me acerco un extranjero; era fuerte y guapo con aspecto de explorador  me saludo y me dijo:

 

-         Hermosa mañana en este patio encantado ¿le importa que compartamos el banco?

-         No en absoluto -le respondí- se mantuvo un rato en silencio y me pregunto ¿conoce la historia de la fuente?

-         La verdad  nunca me había parado a pensar sobre su historia …

-         Soy arqueólogo, mi nombre no tiene importancia  llevo años estudiando viejos legajos del castillo.

-         lo escucho con gran interés –respondí sorprendida-

 

Hace  siglos, cuando trajeron de muy lejos la fuente de los leones, los obreros encargados de ella, pensaron que la fuente tenía un complicado sistema de montaje  a pesar de su sencillez, hablaron entre ellos y dedujeron que no sabrían dar con su mecanismo. La trastearon tanto que  no supieron ponerla en funcionamiento. Y ocurrió que la instalaron rota.

 

-         No, no puede ser… eran personas muy cultas. ¿La  dañaron mucho?

-         Antes de seguir la historia, bella dama, desconozco su nombre –me dijo-

-         Es cierto, soy tan despistada, mi nombre es Candela soy pintora, por favor continué Maurice –repuse- El tomo saliva y prosiguió;

 

En los planos están claros y concisos. El mecanismo de la fuente es muy sencillo, no solo servia como agua que canta en la Alambra. Era un reloj y termómetro. Es simple veras ¿has visto que la fuente tiene doce caños?

 

-Si, los veo  –continua por favor-

 

Como te decía, sus doce caños de agua siempre incolora y cantarina,  no  era de esa forma, ya que daban las horas: se le añadía  tintes y funcionaba como un reloj de sol, según las horas cambiaba el color de los caños, y los habitantes de la Alhambra consultaban  la hora.

 

-         ¡! Aja ¡!  no pude articular palabra, estoy impresionada y la temperatura ¿Cómo?

 

Tan sencillo que  se media la altura del agua, cuando hacia calor sube el termómetro y el agua se dilata, haciendo crecer el chorro y el tinte era con distintas gamas de rojo, más o menos marcaba los grados. Ahora bien, con el frío la teñían de azules y el agua se contrae a baja temperatura…

 

Al terminar su narración, quede  absorta  pensando… cuantas personas no son felices por no conseguir montar su fuente personal, sin embargo todos a su alrededor no dejan de admirar su creación…

 

 

 

 

 

©.Carmen María Camacho Adarve

 

EL GORRIÓN TASCA (DE JAÉN)

EL GORRIÓN TASCA (DE JAÉN)


 

Un olor enrarecido a fritos y humo sale de la tasca, cuando traspasas las tupidas cortinas alpujarreñas.  La barra de madera oscura y vieja donde con tiza blanca el dueño va haciendo sumas de lo que consume los parroquianos,  en las paredes cuadros que muestran un Jaén pasado donde con seguridad había trabajo. Tras la barra: barriles de vino; de palo, moriles, añejo, dulce… vitrinas con, chorizo ibérico, lomo de orza, latas de conservas de, bonito, sardinas, y trozos de queso añejo. El suelo de azulejos verdes con dibujos blancos, apenas visibles y partidos con la patina de los años. Sobre el techo viejos y roncos ventiladores de palas. Las mesas bajas  con tablero de mármol, sillas de madera que crujen, distribuidas junto a las ventanas que hace las veces de escaparate. Olor a café viejo y sentado en la mesa del centro, un viejo poeta, encorvado, blanco el cabello  largo, que cubría con una gorra de marinero, un gastado abrigo de paño azul marino. Una taza de café que permanecía sobre la mesa olvidada toda la tarde. La joven poeta, no levanta la vista de sus folios, me acerco a ella y le pregunto:

-Hola ¿te importa que te invite a un palo cortao? –me mira y sonríe-

-No, no, es mas se agradece.

 

Pido dos vasos de vino y me siento en una silla frente a ella

 

-¿Cómo te llamas?  -pregunta- La dama de las rosas  y escribo artículos de opinión para el Diario Jaén, bueno me estreno hoy…

- Bonito nombre, nunca había oído hablar de ti, yo me llamo Carmen María, claro soy una poeta que no va “con el mundo de la cultura de Jaén” ni detrás del concejo que por lo visto encima la alcaldesa les debe mucho dinero. Ha elegido un mal día para empezar a trabajar es una fecha contradictoria “el día del trabajo” ¿Quién trabaja? Estaba escribiendo un soneto justo sobre  ¿quien trabaja en Jaén? ¿A dónde va el dinero que recibe la alcaldía para crear trabajo? Es una pregunta tonta, todos los habitantes de la ciudad lo sabemos y los que nos visitan, lo averiguan rápido, solo hace falta darse una vuelta por el centro y los barrios pijos de Jaén.

 

Pague los vinos y me fui, la poeta  sin saberlo escribió  mi primer articulo de opinión para el semanal de tan prestigioso periódico.

 

 

 

©Carmen María Camacho Adarve

 

UNA MARIPOSA BLANCA

  

Poema por Bulerias - Lole & Manuel

UNA MARIPOSA BLANCA   

La tarde de mediados de marzo, era bella había un sol jovencillo tímido que a ratos se ocultaba tras alguna nube blanca que tachonaban el cielo. Era el día de tu Santo me maquille de forma sencilla, mis pendientes de  lapislázuli,  me puse un vestido muy elegante  azul y una rosa blanca encima de mi pecho, de tela, muy hermosa. Ya sabes que soy la dama de las rosas siempre me has llamado con ese nombre, desde niña en mis pies unos tacones altos malvas.

 Fui a felicitarte, era tu Santo siempre lo habíamos celebrado con alegría te lleve unas margaritas del color de mi vestido. Ya hace más de diez años que voy a verte, es verdad que de tantos hijos que tuviste nadie te visita, a saber, dicen que los supera que no pueden afrontar que ya no estés. Y  te pregunto si no pueden ir al cementerio ¿serán capaces de afrontar cuando les toque su propia muerte? Vale ya se que me estoy metiendo en camisa de once varas y que tu te entristeces. Cuando llegue delante de tu nicho de granito gris, llore no quería llorar ni estropear tu día. Sabes me vinieron muchos recuerdos y vivencias de hoy. Como vivo, alejada de todos, si cada uno hizo su vida con mas o menos fortuna y me fueron dejando sola, bueno sola no tengo una hija preciosa a la que tu adorabas. Te pido pendón y a la vez te doy las gracias por el regalo tan bello que me hiciste para que dejara de llorar.

Ayer por la tarde, mientras lloraba. Fue tan hermoso que casi me averguenzo de lo poca cosa que soy.

No se como lo hiciste pero nadie me ha regalado tanta belleza. Mientras permanecía en pie, frente a la lapida, una mariposa blanca revoloteaba me rodeo varias veces luego fue hacia unas flores amarillas de esas que salen solas en las aceras, en la tierra junto a los nichos. Deje de llorar para observarla. La mariposa fue subiendo rozando las lapidas y supe que buscaba por que eras tu el que estaba haciendo lo que yo llamo milagros, si buscaba un clavel rojo y en el se poso unos instantes   bajo hasta tu nicho, luego volvió a rodearme. Supe que era una de nuestras canciones que tanto nos gustaban aquella vieja canción decía; sobre un clavel se poso una mariposa blanca y el clavel se molesto blanca la mariposa y rojo el clavel rojo como los labios de quien yo se… voy a buscar esa canción para dedicártela. Eres tan bueno de corazón tan grande que tu alma ha crecido a lo largo de estos años tanto que sigues dando paz a quien se acerca la tarde de marzo crecía en solemnidad.

 

©Carmen María Camacho Adarve

Encontre la canción, escuchala de nuevo es preciosa y te la dedico.

KIOSKO DE GOLOSINAS DE LA ALCALDESA

KIOSKO DE GOLOSINAS DE LA ALCALDESA

 

 

 

El quiosco tenía la ventana a la calle Bernabé Soriano y tenía también una entrada lateral.  El mostrador corría perpendicular a la carrera. Percibí un olor a caramelos, gominolas, chicles bazoka, pipas, altramuces y mezclado, con el mismo olor que solía percibir, a cromos de: mariposas, álbumes, muñecas recortables hace mas de cuarenta años,  donde yo compraba, cromos y recortables.

 Me empine apoyé las dos manos en el mostrador, respiré hondo y esperé; la quiosquera se hallaba delante, vendiendo cigarrillos.

-Hola, -dije-  ¿Está Carmen Puri? Era una niña, flacucha, de rasgos afilados, pelo negro y muy reservada, se podría decir que era difícil hacer una gran amistad con ella por eso hasta hoy no hemos sido muy amigas.

-No ha ido a hacerme unos recados –respondió- la madre vendrá pronto ayudarme.

-Vale –respondí- con voz plañidera… esperare

 El comercio era  mínimo, atiborrado hasta reventar de muchas cosas heterogéneas: golosinas, encendedores, cuadernos, lápices, caramelos, crema para el calzado, cordones de zapatos, pilas para transistores, linternas, cochecitos, carritos de bebe azul marino con su muñequito dentro, soldaditos e indios de plástico.

Pero yo no quería comprar ninguna de estas cosas aquella tarde de otoño; yo sólo quería hablar con Carmen ya que me había prometido regalarme unos sapitos verdes que daban luz de noche, y unas cuantas mariquitas de ocho lunares. Que según  ella su madre guardaba en cajas en el suelo del kiosco, más culebras pequeñas verdes, y unos hombres pequeñitos que vivía en botes de agua. Y me hacia pasar horas allí ansiando, soñando, lo prometido y quedábamos siempre para la tarde siguiente después de la escuela. Así hasta que me aburrí o perdí la fe. Luego me hice grande, poeta y escritora. Ella se hizo Alcaldesa…recordé todas sus promesas de la infancia y pensé, lo mismo ahora que soy poeta, me concede audiencia, me hace una estatua en una plazoleta, me llama para dar recitales, edita mis libros, y me concede un trabajo, ya que los artistas somos pobres. Por pedir que no quede, esta vez lo hago con más resolución cada mes pido audiencia, la secretaria me pregunta: ¿para que es? Le respondo siempre lo mismo; Soy una poeta en extrema pobreza. Y pasan, los días, meses y los años. Si la veo en algún acto publico corro hacia ella, pero corre más que yo.

 Tal vez, sólo estoy  en presencia de una tregua. De forma que, de momento, prefiero esperar un poco más. Hasta ver qué pasa. Mientras se me esta ocurriendo sobórnala con rosas, blancas, rojas, amarillas, pero como ya he dicho antes soy una artista pobre y no tengo ganas de entrar a los jardines públicos y robar la rosas para luego correr delante de los municipales.

 

©Carmen María Camacho 

 

SE ARRUGAN LAS ROSAS

SE ARRUGAN LAS ROSAS

 

SE ARRUGAN LAS ROSAS

 

 

Esta mañana  amanece el día arrugado y en verano ya todos son así.  Se arrugan las horas apretujadas unas con otras: las cuatro, las cinco, las seis, las siete… Se arrugan las rosas. Sin darme cuenta se echo encima la noche; y te vas acurrucando entre los pliegues de una vida gris y desgastada, juntando a puñados,  segundos, minutos, segundos, y horas.  Tiempo en él que nada sucedió.  Y es que a veces nos toca una vida de segunda mano.  En la mía hubo quien; me negó ser poeta, y hubo quien se llevo alguno de mis baúles de palabras.  Otros se hicieron ricos con mi trabajo.  Alguien me gano en el amor.  Así que apenas me dejaron cosas por hacer en mi palomar. .  Semanas que empieza y nunca terminan están llenas de domingos; son incapaces de hacerse lunes  y si  acaso llegan son ya más de las siete de la tarde.

 

 A veces, nos toca vivir con una vida manoseada por los demás.    Una vez vi amanecer estaba nublado y ni los gallos cantaron.

 

Vuelvo a dormir pensando cómo lo hacen para llegar los primeros a la vida y estrenarla.  Estoy convencida que vivir es como un gran amor; pasa junto a nosotros sin vernos ni oírnos, sin detenerse.   Vemos  que se nos va la vida.  Como  viejos que recuerdan a sus muertos y  mujeres que  llenan siempre el mismo jarro de agua sin dejar que el agua corra  viva.

 

Hace años que veo pasar la vida, la noto muy lejana.  Más llena de gente que no encuentra una salida.  Se que cualquier fin de semana, de mes, o de año.  Se nos junta con otro fin de siglo.

 

 

©Carmen María Camacho

EN LA LLAMA ESTÁ EL DESEO

EN LA LLAMA ESTÁ EL DESEO

EN LA LLAMA ESTÁ EL DESEO

 

La noche de  S.Juan, baje de mi palomar, con mi baúl de palabras viejas. Estaban gastadas, eran feas. Violentas, su uso no era adecuado. Nadie sabía que era la palabra; solidaridad, amistad, paz, poeta, y otras muchas más, infinitas y las malsonantes. Muchos desconocían la amistad, se fueron casi todos con ridículas excusas. La poesía no vende, decían unos, al no vender…preferimos descargar tus libros gratis. Los artistas no comen.

 

Baje las escaleras estrechas y gastadas hacia tiempo que no salía del palomar. Cargada con mi baúl pregunte a las pocas personas que caminaban por la calle

- ¿Dónde están las hogueras? –Preguntaba-

- ¿las hogueras? Eso no es en la playa –respondía-

- bueno tengo entendido que en todas las ciudades hay un barrio de S.Juan –les decía-

Un anciano me indico por donde ir hasta el barrio que buscaba. Le di las gracias y siguiendo sus indicaciones llegue al barrio. Me encontré con algunos vecinos, que cenaban en la plaza acercándome a ellos, insistí en mi pregunta, esta vez estupefacta.

 

-        ¿Las hogueras? –pregunte

-        es cierto –respondieron-

-        todos lo años desde la antigüedad se han hecho hogueras en el barrio

  -no sabemos por que no están

- un vecino dijo  el ayuntamiento no tiene presupuesto para fiestas, pero creo que en la plaza de rosales si hay hogueras.

Con mi baúl cada vez mas pesado, las palabras pesan sobre todo las mal utilizadas y las mentiras.

En la plaza de rosales, había gente pero no hogueras, gente que celebraban la noche de S.Juan sin fuego para quemar las cosas malas.

 -Un niño pasó delante de mí corriendo con un refresco en las manos. Lo llame.

 El crío se me acerco y me dijo señalando mi baúl

 

y me dijo señalando mi baúl

-¿Qué llevas en el? Palabras feas para quemar ¡Si no hay hogueras –contesto- pero mira –dijo- señalando con el dedo, aun grupo de gente que hacia cola en un puente –allí en lo alto hay una bruja prueba con ella-

Una bruja… mire hacia arriba y si había una bruja leyendo las manos de los que hacían cola. Le grite a la bruja ¡bruja eres capaz de hacer fuego con tus manos!

La bruja me grito ¡vete con ese baúl y quemado en el infierno¡ ¡a mi me ha contratado de bruja el ayuntamiento ¡Maldita poeta¡. Todos los poetas arderéis –sentencio- y me fui por las calles medio a oscuras y sin ganas de llorar.

 

©Carmen María Camacho 

CASA CERRADA

CASA CERRADA

 

 Todavía me pregunto como fui a parar adentro de este lugar. Lo recorro nerviosa. Tiene límites invisibles que no puedo traspasar. Las estrellas brillan con toda su intensidad. Venus, Marte, el cinturón de Orión, las Pléyades se desplazan a su ritmo. La luna se asoma naranja sobre el horizonte y asciende lentamente iluminando tenuemente el paisaje. Creo que una de las cosas que moviliza nuestro espíritu, es la idea de la eternidad, la eternidad no es sólo la infinita longitud del tiempo. Es una cosa distinta de la duración. Hay que desconfiar de las imágenes. Las únicas imágenes capaces de transportar una idea superior son las que crean en la conciencia un estado de conmoción y de extrañamiento.   Oscuras habitaciones, casi desnudas, huecos misteriosos. Un gran reloj   toca las horas con tristeza durante el día y da dos lúgubres toques a la medianoche.

©Carmen María Camacho Adarve

 

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La estrella perdida

La estrella perdida

 

Todo sucede por última vez  y  la poeta aquella noche, en el cuarto del hospital sin nombre, con su amiga Ana,  hablaban de los escritores sobre todo de  los nórdicos, los cuentos navideños -le decía-  tienen un halo de  frío, sus personajes, a saber, solitarios, avaros, ruines,   niños atrapados en los cuentos, dramas, conflictos, vodeviles, amores, abandonos, y la nieve, siempre una gran nevada  sepulta las puertas y cubre los cristales de las ventana de escarcha Y la música es una melodía feliz y  continua, como lo es papa Noel   con ropas de crudo invierno, repartiendo,  a pesar de la adversa climatología los regalos,  las gentes cantan a los lugares donde se produjo el nacimiento del  Niño Jesús, las calles estallan en luces y de las  ramas desgajadas de los pinos brillan intermitencias de bombillitas de colores, en casi todos los hogares,  se buscan regalos en todo tipo de tiendas. Y se sirven manjares, dulces, espumosos, para una cena copiosa y especial, se canta a la soledad de la noche y es el silencio la señal de la noche, cuando en verdad el veinte y cuatro de diciembre la algarabía es mayúscula desde el burbujear de una copa de cava. Y el imaginario de los escritores se torna blanco  esa noche,     nunca nos han contado los escritores ni los poetas el momento exacto de la desaparición de la magia ni cuando se volatiliza la bondad navideña y la reaparición del comportamiento equivocado, la vieja literatura navideña –continuaba- la poeta es imperecedera y reaparece para demostrarnos como el corazón humano llega a sentir compasión y solidaridad.  Los mas pequeños alcanzan sueños momentáneos recuperan el cariño perdido  y se calientan al fuego de la chimenea, en el   invierno que comienza por la navidad, no nos han dicho los magos de la literatura cuanto se alarga el milagro. Quien se acuerda  de  los niños que pegan su aliento frío y húmedo contra los ventanales de las casas opulentas y de los grandes almacenes ¿Y la soledad? ¿Cuánto dura la mano extendida? cuanto los corazones abiertos, al parecer al difuminarse la figura regordeta de papa Noel…apenas queda el recuerdo de los abrazos sobre la blancura de otras nieves y el calor en finas hebras que desaparece al ser cubiertos por la escarcha, se  cubrió la navidad de nieve que se derrite con prontitud indeseable en el exterior del hospital sin nombre. Y los deshechos vuelven a la basura para los pobres, las puertas siguen cerradas para los mismos aspirantes, la intransigencia retoma  los espacios tan corto tiempo abiertos, la navidad es un artificio que solo esta al final de los calendarios con nostalgia e intranquilidad del paso del tiempo, sobre las tierras del norte se extiende la dejadez  de la condición humana dejadez para los que leemos los cuentos y escuchamos la música de la navidades blancas, hasta sin nieve tenemos la misma volatilidad y la sensación de dicha corta. Y la navidad se queda pequeña,  un estrecho margen de tiempo preñado de luces que habrá que retirar, de regalos que se gastaran, de colores que languidecerán,  y humanidad guardad en los desvanes; blancura, campanas, promesas, regresos, risas…un ángel entro  silencioso hasta el pasillo del hospital sin nombre  para escuchar un deseo pedido con ilusión. Y  afuera el invierno en benigno y la nieve dulce, los milagros crecen en los nudos de los pinos, la música retorna,  la navidad esta asociada, al frío,  el invierno es el que produce los espacios mágicos, la ropa de abrigo conduce al ablandamiento de los corazones duros y a la apertura de las puertas cerradas. Y no abría navidad posible sin intemperancias, mientras mas fuertes sean las tormentas y mas alta la capa de nieve, mas compartidas serán las cenas, la navidad de la nieve tiene los días contados como los moribundos y los desahuciados. Y la navidad momento inesperado, instante perseguido, aunque tu no  lo quieras Ana, ¿y la soledad? que sucede con las personas que se esconden de las luces, de las compras, de los villancicos, de papa Noel. Ana,  nosotras  somos parte de un grupo silencioso de proporciones desconocidas que sufre  la navidad ¿somos  protectoras de la estrella perdida?, no al hospital sin nombre, no llegan  perfumes caros, ni volvemos a casa por navidad. Y la ciudad   que nos queda fuera de este,  hospital sin nombre, la Navidad de los pobres y los solitarios,  debe ser como inhóspito planeta donde los árboles mutilados de las avenidas son portadores de infinidad de luces azules desconcertantes. No se acuerdan de la poeta, ni  de los que comparten los espacios cerrados en el hospital sin nombre Y hubo otra navidad que la poeta caminaba por las calles mirando el suelo con el alma y el corazón tiritando de frío.

©Carmen María Camacho Adarve

 

 

Cortos de pasillo

Cortos de pasillo

 

 

La poeta y Ana discuten con frecuencia  a cerca de la innecesaria simetría de las baldosas del pasillo en el hospital sin nombre. La poeta y Ana son tan amigas, que,  no pueden dejar de discutir ya que ninguna de las dos esta dispuesta a creer en la impermeabilidad de las almas.

 

Los hermanos de la poeta nunca van a visitarla, al hospital sin nombre,  la poeta sabe que sus hermanos no la aman.

 

La hermana mayor, de la poeta, escribe versos tristes a escondidas, luego los oculta en un cajón de su biblioteca, la hermana de la poeta se siente muy sola, cuando piensa en todas las palomas que viajan hacia el sur, y les lanza desesperados versos, a gritos, desde la ventana de la cocina leyéndoles,  a voces, los versos escritos la noche anterior mientras hacia la cena.

Al hermano pequeño de la poeta, le hubiera gustado escribir en un periódico, el deseo secreto de la hermana mediana, también, es escribir en un periódico. Los periódicos no aceptan en sus páginas los sentimientos de las personas, convencidas, de que todo tiene arreglo. Si todo tuviera arreglo, los periódicos, dejarían de existir así como las personas convencidas de que todo tiene arreglo. Y los periodistas tendrían que dedicarse a otras cosas.

©Carmen María Camacho Adarve

 

 

 

 

El juego

El  juego

 

La poeta fue una niña, que sentía profunda tristeza por los demás niños ya que pasaban los días jugando. La niña poeta se dio cuenta que los muñecos, carecían de realidad y valor para los mayores. Y así, ella quiso imitarlos y decidió prescindir de ellos.

Mientras todos los niños jugaban, ella permanecía solitaria y apartada, sufriendo al ver como los niños imaginaban grandes aventuras. La poeta niña trató de buscar consuelo en los viejos libros de cuentos, pero pronto vio que los libros estaban cargados de fantasía y relatos que no eran verdad. La niña poeta entonces se volcó en la contemplación de la naturaleza, y comprobó que la naturaleza también jugaba… con luces y colores, con formas y perfumes.

La niña poeta se volvió a los otros niños, los del juego:

-¿Por qué jugáis? No veis que vuestros juguetes son mentira, no sirven en la vida real.

- Nosotros jugamos a ser grandes.

-Pero los coches no son como los de los mayores… no circulan por las carreteras… Y los muñecos no son como los niños de verdad.

- Eso ya lo sabemos. Mientras jugamos con los cochecitos y los muñecos, practicamos lo que haremos cuando seamos hombres y mujeres. Entonces no nos dará miedo nuestros hijos ni los vehículos que llevemos.

- Luego, ¿vosotros sabéis que estáis jugando con ilusiones?

-Claro que lo sabemos, pero no lo pensamos. Si recordamos en cada momento que nuestros juguetes solo son imitaciones, no podríamos jugar.

Y necesitamos jugar.

La niña poeta volvió sobre sus pasos, y comprendió la razón de su tristeza. No siempre hace feliz conocer la verdad.

©Carmen María Camacho Adarve

Las hojas caídas

Las hojas caídas

 

 

 Una tarde de noviembre,  la poeta  ha pedido a Rubén que la acueste sobre las hojas, caídas,  de todos los periódicos y quiere volver a ver las  terrazas de los conventos vecinos a su casa.

 Esto  no va a cambiar casi nada  no obstante, posee,  una notable dosis de memoria.

 La poeta dice que los, juicios,  fríos y los esquemas solo sirven para resolver los problemas de los desagües y Las alcantarillas.

 También hay que tener en cuenta, dice,  la poeta que se pueden hacer juicios temerarios.

 A la poeta le gustan mucho las rosas azules.

 Y su colcha de cretona estampada,  por la que vuelan a ciegas una bandada de pájaros imposibles.

 La poeta desea morir encima de la nada.

 Esta, cada vez,  mas identificada con su propia muerte,  y empieza a pensar que  esa es la única manera sólida de librarse del manicomio. Creado por los precocinadores de la cultura.

©Carmen María Camacho Adarve

 

Ana y la poeta

Ana y la poeta

 

 Ana, te gustan las hojas de los árboles, las hojas de los libros, las hojas de las hojas de las puertas, las hojas de las flores;  tus mejillas  Ana son pálidas mientras estudias en las hojas de un grueso volumen noches y noches a los  poetas clásicos. Quieres llegar a saber hasta que punto conocen lo que es amor aquellos que casi  nunca han recibido nada a cambio.

 

Toma tus pastillas Ana en el hospital sin nombre  no hay necesidad que te vayas a agonizar a la ciudad  ni tapices con piedrecillas de colores el colchón de tu cama.

 

Ana escribes poemas tristes en el cuaderno de notas de los poetas clásicos Ana, no tienes ningún interés por la literatura,   escribes poemas tristes porque todo el mundo lo hace. Pero no dejas  leer a nadie tus tristezas ni siquiera a tu amiga la poeta.

 

 Los poemas de Ana,  son gritos de niña en la oscuridad  a pesar de todo Ana, no quiere madurar para convertirse en sacerdotisa  al servicio de unos dioses, malhumorados, que se aburren en la penumbra en sus templos de la cultura.

 

Ana toma las pastillas si quieres andar por las calles de nadie,  tienes tanto derecho a ello como tu hermano,  tienes tanto derecho a ello como cualquiera. Pero ten cuidado de no llenarte el alma de conceptos equivocados porque, entonces, creerás que la gente da los buenos días por favor.

 

Nadie tiene derecho a disponer de tu alma porque eres  mujer.

 

©Carmen María Camacho Adarve

 

 

Golondrinas y versos

Golondrinas y versos

 

La poeta tiene una nueva compañera de habitación se llama Ana y se han hecho amigas en el hospital sin nombre. La poeta y su amiga hablan hasta altas horas de la noche de golondrinas, rosas, y pirámides, esconden en un cajón, los cuchillos de los cubiertos desechables de plástico que les ponen en las comidas. Ana siempre regala rosas rosas que pinta a acuarela a las personas que le gustan.

La enfermera de guardia las deja hablar porque cree que el viento de las palabras no es mejor que el humo de las conversaciones.

A Ana la nueva amiga de la poeta le gustan mucho los versos, que, escribe la poeta, aunque nunca ha llegado a leer ninguno, la poeta ha prometido escribir un libro muy extenso, para que Ana, pueda enterarse de la calidad del papel y la extensión de los márgenes.

A la enfermera no le dice nada la poesía, a la enfermera le gusta pasear por calles llenas de gente, para que admiren su porte, pero todo el mundo se olvida de ella en cuanto vuelve la esquina, la ciudad tiene demasiadas esquinas para el gusto de la enfermera.

A la poeta no le importan las esquinas porque es demasiado flaca y absolutamente nadie se detiene a admirarla.

©Carmen María Camacho Adarve