Las hojas caídas
Una tarde de noviembre, la poeta ha pedido a Rubén que la acueste sobre las hojas, caídas, de todos los periódicos y quiere volver a ver las terrazas de los conventos vecinos a su casa.
Esto no va a cambiar casi nada no obstante, posee, una notable dosis de memoria.
La poeta dice que los, juicios, fríos y los esquemas solo sirven para resolver los problemas de los desagües y Las alcantarillas.
También hay que tener en cuenta, dice, la poeta que se pueden hacer juicios temerarios.
A la poeta le gustan mucho las rosas azules.
Y su colcha de cretona estampada, por la que vuelan a ciegas una bandada de pájaros imposibles.
La poeta desea morir encima de la nada.
Esta, cada vez, mas identificada con su propia muerte, y empieza a pensar que esa es la única manera sólida de librarse del manicomio. Creado por los precocinadores de la cultura.
©Carmen María Camacho Adarve
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