LA CASA DE LAS BROMAS DE LA ALCALDESA
La madre de Carmen abrió “la tienda de las bromas, su tienda en el número treinta y tres de la calle Millán de Priego, cerca de los jardinillos. Y Carmen Puri, la niña flacucha y con escaso éxito entre los compañeros de clase. Volvió a engatusarme una tarde al salir del colegio –me dijo- muy excitada
“Sabes María mi madre ha comprado la casa de las bromas”
“¿A?, si respondí alucinada”
“Si quieres puedes venir mi madre me esta esperando para hacer unos recados…
Podemos aprovechar el momento –añadió-“.
Y aquella tarde gris y lluviosa la acompañe a la casa de las bromas. Fue vernos su madre entrar por la puerta, y ponerse su impermeable coger el paraguas y salir corriendo, era ágil cual gacela y también flaca.
Me mostró: Extravagantes encantamientos, risas que salían de bocas andantes, muñecas hinchadles que me daban miedo, bromas y tomaduras de pelo se mezclaban con olores a pólvora, petardos y platico un olor envolvente que atontaba un poco.
En La casa de la bromas, se buscaban los artículos de broma que más éxito pudiera tener en cualquier fiesta, por ello, en la tienda se pueden encontrar las bromas clásicas de toda la vida, como bombas fétidas, caramelos picantes, polvos pica-pica, todas clases de gafas de broma, con o sin nariz, con los ojos que se caen, tinta mágica, y también otros artículos de broma más modernos, como los sacos de la risa, postizos de nariz..., pedorretas... todo ello también con las novedades de cada temporada.
En el escaparte de la izquierda había un surtido de mercancías que giraban, estallaban, dentelleaban, y chillaban. Y a la derecha un cartel gigantesco, negro con letras amarillas que decía: VENDEMOS TODA CLASE DE BROMAS.
Dentro, en cajas amontonadas hasta el techo estaba el surtido. Había baúles llenos de varitas mágicas de mentira, las baratas eran se convertían en brujas de goma o monstruos verdes, las caras se enredaban alrededor de la cabeza y el cuello del cliente, y cajas de plumas, que corrigen la ortografía, inventan una respuesta inteligente o se recargan de tinta solas. Tenían un verdugo: un diminuto hombre de madera que camina ascendiendo despacio al patíbulo de la horca, si no deletreas la palabra correctamente ¡se ahorcaba!.. A mi me parecía una broma cruel.
Me ofreció el encantamiento de “soñar despierto”
”Muy realista me parece Carmen Puri,-le dije- “
“Vale – respondió- este te va a gustar mas ya veras: Es un simple encantamiento y
llegarás a la cumbre de la felicidad”.
“Siiii este me parece ¡genial¡ -conteste-“
“O tal vez te guste mas; El ensueño de veinte minutos, fácil para utilizar en mitad de un examen de matemáticas e indetectable (los efectos secundarios incluyen expresión distendida y babeado menor).” No se vende a menores de seis años” –prosiguió-.
Ya estaba yo empezando a marearme; el olor de la tienda, la acumulación de genero e intuía que si, otra vez volvería a engañarme.
Mira Carmen Puri; pasa el tiempo y va a regresar tu madre ¡haz ya un encantamiento¡
Mientras miraba extasiada un estante con trucos de cuerda y naipes: Trucos mágicos, el tren de la bruja de hojalata. (Ese era bastante bueno de hecho logro realizarlo cuando se hizo alcaldesa.
“Démonos prisa –dijo- mi madre esta al llegar, mira ¿quieres este Sombrero de copa de cartón negro” (invitas a tu acompañante a hechizarte cuando lo llevas puesto y le miras a la cara cuando el hechizo simplemente rebota), El ayuntamiento compra muchos de estos sombreros”.
“Venga dame el sombrero de copa, lo mismo un día puede servirme”.
Y, Carmen Puri, metió el sombrero con toda rapidez en una bolsa de papel marrón.
“Quieres Polvo inmediato de oscuridad (lo importan de Perú). Para hacer un escape rápido-por si entra mi madre de pronto a la tienda”
“¡Claro, Carmen ese me parece el mas urgente¡” y lo introdujo en la misma bolsa.
No me interesaron los detonadores de Señuelo, cuernos negros. Calderos bromistas, pociones de amor (dependen del peso del chico y del atractivo de la chica).
Ni las bolitas de pelusa redondas de colores, que giraban alrededor del fondo de una jaula y emitían agudos chillidos. Bastante cariñosos.
Con mi mercancía, Salí a la calle, era ya casi de noche y llovía copiosamente. Llegue corriendo a mi casa, llame al timbre y salio a abrirme la puerta mi madre que estaba trasteando la cena. ¡Se puede saber de donde carajo vienes a estas horas niña¡ Me dijo muy enfadada, ¿Qué escondes en esa bolsa?, nada madre juegos de magia. ¡Anda ayúdame a poner la mesa que vamos a cenar¡ ¡que pareces tonta¡
El sombrero de copa jamás me fue de ninguna utilidad: necesitaba un compañero, soy una mujer y nuca vestiré de frac. Pero debe seguir siendo útil entre los ediles, concejales, partidos políticos y demás vainas. El polvo inmediato de la oscuridad del Perú sin embargo me ha sido y sigue siendo de gran utilidad: en esas ocasiones que uno quiere que se lo trague la tierra…Y sobre todo para gastarle bromas a la secretaria de la alcaldesa. Ya que mi situación no ha cambiado; sigo siendo una poeta muy pobre y todos los meses mantengo la buena costumbre de pedir audiencia pero sigue sin recibirme a pesar de todos los encantamientos que debe guardar. Pero mi querida Carmen Puri no tienes el mejor. El polvo inmediato de la oscuridad y mira tu que estoy pensando en sorprenderte de vez en cuando en la alcaldía, de donde deben salir muchas bromas de todo tipo, de mal gusto, para reír, y de noche como por ensalmo desaparecen, medianas, árboles y calles enteras y la broma mas gorda es el tranvía reminiscencias de “la casa de las bromas”.
© Carmen María Camacho Adarve
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