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TEMAS BLOG OFICIAL DE LA POETA Y ESCRITORA andaluza Carmen Camacho ©2017

EL MUNDO EN TUS MANOS

EL MUNDO EN TUS MANOS

 

                          

 

 

 Yo me escondía entre las etiquetas y las cajas de mi padre.

-He visto a mi madre, nunca me hablaste de ella

 

- ¿A dónde la has visto? hace años que murió hace años que se fue  ¿A dónde la has visto?  ¿En esta cinta negra?  ¿En esta otra? ¿Dónde? son todas iguales ¿Por qué no tienen etiquetas? dime por que ¿no ves que es el caos? Ayúdame a clasificar

 

- Bajé a la tienda y no tenían etiquetas

- ¿Qué dices? ahora por un puto tendero, ¡no hay etiquetas! No, no, no, es el caos es mi muerte, hasta la muerte tiene una etiqueta. Ahora la mía no la tendrá.

 

  A  mi padre, si  le falta una etiqueta en lo que el llamaba la cuadricula del mundo era el caos.

-Todo tiene que tener una etiqueta ¿no lo comprendes?,  Si no es el caos: los libros, las postales, las fotografías, los recuerdos, todas las cosas tienen que ser etiquetadas. Si quieres encontrar la felicidad ayúdame.

 

- Mírame, mírame, todavía estoy aquí, mira como me muevo, soy tu creación, soy tu mejor personaje. Yo vivo en Hamburgo, en África, en América, en un país que nos invita a deambular, poniendo etiquetas… no, no, es un país, es un cementerio, un museo, una maquina. Hay un minuto para salvar la vida, ¿de donde eres? ¿A dónde vas? si no tienes ese minuto. Solo te queda matar al represor

 

-¿Qué tapas?

 

–Tengo miedo –dije-

 

 -Hay que saber  defenderse no entregarse nunca. Ayúdame a clasificar. ¿Tú crees que se puede negar lo evidente? ¿Tú crees en el destino? No podemos perder el tiempo la cuadricula del mundo no se puede quedar atrás.

 

 -Estaba sentado en la mesa de la cocina, tenia nueve años, estaba leyendo una carta, yo no entendía nada.

 

- Estás muerta –dijiste- ¿Por qué partiste el universo en dos?

 

-¿Le contaste que  enviaba postales?

 

- No le dije nada era demasiado pequeño.

 

- ¿Le vas a decir la verdad? ¿Les vas a decir la verdad? soy tu mejor personaje

 

- Si nos entregamos a no pensar se nos acumula el trabajo de años hay que aprender a contarlo todo. El mundo es una construcción maravillosa, pero el mundo tiene una fisura. Un roto. Tan solo una palabra puede cambiar el rumbo, hay que etiquetar todo, la velocidad  es el enemigo. La piedra le pregunta al charco y el charco le contesta. Necesitamos saber que piedra era la nuestra. Debemos saber que piedra era la nuestra. El mundo se viene desdibujando de tanto mirar. Algo entró a nuestra historia. Es la soledad de la ignorancia lo que nos esta matando de hambre. Alguna vez fue maravillosa pero alcanzó nuestra vida, nuestra ciudad, y entró en la casa con una fuerza indestructible. Pasan al lado tuyo y no te ven y no les importa, yo hice señales y no me vieron ¿oyes el ruido que hay? Estamos muertos. Acaso tú crees que todo esto es por casualidad.

 

 -Sabes mi madre  tenía muñecas

 

- ¿Cómo muñecas?

 

- títeres, marionetas, es como si la viese con hilos en las manos

 

 -Hay que ir a buscarla. Si mantenemos las cosas si las conservamos…

 

-¡No quiero nada de lo que tengo! no estoy loca no estoy muerta

- No soy traidor. Esto era necesario. Matarla era necesario Los muertos son gente difícil. Si estás solo. Yo estoy clasificando yo quise ser tu padre, triunfar llevar a cabo el proyecto. Retener a toda costa a tu madre. La amé.

 

 -Algunas cosas lograste y otras salieron mal. Pero no se puede vivir sin amar

 

 -¿Cuantos años tienes?

 

-veinticinco-

 

-Sabes las veces que imagine tenerte sentado en mis rodillas y decirte hijo mío todo esto una vez va a ser tuyo. El mundo en tus manos, estamos lejos de casa te ofrecen el mundo. Hay madres que atan con hilos fuertes, están las que enseñan a atar, y están las que te desatan ¿Cuál crees que fue la tuya? nunca te vas del todo. ¿Tú crees en lo evidente? ¿Tú crees en el destino? no podemos perder el tiempo la cuadricula del mundo no se puede quedar atrás. Acaso tú crees que todo esto es por casualidad. Este era un cuento de pescadores que se perdían en un naufragio. 

 

©Carmen María Camacho Adarve

 

 

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