Los amigos de la poeta
Aquel día los amigos de la poeta hablaron con los médicos y la poeta fue al hospital. Dicen los doctores que buscaran un antídoto para el veneno de la injusticia que lentamente la esta matando. No saben el tiempo que necesitaran para encontrar el antídoto.
La poeta pasa las mañanas en la semioscuridad y a veces recorta muñecos en una hoja de papel de periódico para colgarlos luego en hileras del techo de su dormitorio.
En las tardes después de comer la dejan fumar un cigarrillo permanece sentada mirando el verano a través de la ventana. Quisiera tener mucho dinero para comprar todas las alas de todas las libélulas que vuelan en bandadas por encima de los tejados de todas las iglesias. Nunca ha sido una de esas niñas que arrancan las alas a las moscas.
La poeta ha escrito unos versos al respecto y se los ha regalado a su médico.
El médico se ha emocionado mucho a pesar de que no entiende los versos que escribe la poeta.
La poeta se ha entristecido por la incomprensión ha recuperado sus versos y los ha tirado a la papelera.
No debes permanecer sólo Rubén no vale la pena porque no tienes cosas que contarte a ti mismo. Contempla a la poeta que pasa largas horas sentada junto a la ventana de la sala del hospital, sintiéndose, navegar por los olvidados mares de Simbad el marino. Hay pocas personas capaces de permanecer en la irregularidad armónica de sus sueños de niño.
© 2008 Carmen María Camacho Adarve
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