Nosotros, no por Rolando Revagliatti
Nosotros, no por Rolando Revagliatti
No hemos sido nosotros
quienes entre 1600 y 1850 hemos asesinado
sistemáticamente a más de 30 millones de indígenas
durante la colonización de Norteamérica
ni quienes a partir de 1619
legitimamos y establecimos el uso de prisioneros africanos como esclavos
situación que jurídicamente sólo vino a terminar en 1995;
no hemos sido nosotros quienes nos apoderamos
de Texas, California y Nuevo México entre 1846 y 1848
tras promover y financiar un movimiento de secesión en estos territorios mexicanos
ni quienes anexionamos a Hawai en 1898 e intervinimos
en la política de los países centroamericanos, anexionando
también a Filipinas, Guam y Puerto Rico;
no hemos sido nosotros quienes, por supuesto, innecesariamente
atacamos con bombas atómicas
a ciudades de Japón, como muchos recuerdan, en 1945
ni quienes una y otra vez
nos involucramos en guerras foráneas
y conquistando nuevos territorios
o áreas de influencia
declaramos la guerra a Corea
intervinimos en la política sudamericana
y a tantos masacramos en la guerra de Vietnam;
tampoco hemos sido nosotros
quienes invadimos a la República Dominicana en 1965
y reiteramos la experiencia en Panamá y Granada,
Afganistán e Irak
ni quienes en los primeros años del siglo veintiuno
mostramos abierta y sangrientamente la pretensión de dominar
a todas las razas y culturas;
de ningún modo somos nosotros
los que devoramos cerca del 40% de toda la Energía
incluyendo combustibles, alimentos y agua
ni quienes apostamos al sustento del mayor arsenal operativo nuclear de todo el Planeta.
Repudiamos nosotros, no sin énfasis
que se nos endilguen estos dichos, y aun otros, y otros
con esa liviandad, animosidad manifiesta
y afán estigmatizante que a ustedes los caracteriza
al tiempo que denegamos
haber ido deviniendo en el Supremo
Energuménico
Enemigo de la Humanidad.
Rolando Revagliatti
4 comentarios
Oscar Portela -
por Alejandro Drewes
Poema donde el poeta Oscar Portela se retrata por entero: el poeta entregado hasta el fondo a la celebración de la juventud y las pompas de jabón de Machado, asume la decadencia y el viento de la carne que muere por una lluvia de instantes y le opone el dios danzante de Nietzsche.
Así va recorriendo la memoria y la sombra de los grandes poetas amados que lo precedieron y renueva en cada uno su propia voz. Una voz con algo inasible de profecía como se nos da siempre la voz de los poetas mayores y por tanto no escuchados e ignorados en su tiempo. Voz en la voz de Vallejo, piedra negra sobre piedras blancas desde Corrientes a un lejano Paris diluido en el aguacero de los años.
Soy Villon y soy Poe y soy una elegía interminable
que susurra los nombres nunca dichos y que caen con
ellos taciturno al fondo del averno. Ay, y tengo para mí
que soy yo mismo Lucifer y Gabriel en duelo extraño.
Así el canto se eleva sin otra razón que la celebración de sí mismo en el juego de abalorios de la propia vida que es la vida de uno y la de todos. Como Whitman - a mí mismo me celebro y me canto - y su contracara en los negros himnos del cuervo de Poe- la máscara de la risa del bufón del rey de la baraja y su reverso en la tragedia.
Y tengo para mí la sombra del suicidio,
la ajusticiada sombra de la lumbre -
el danzarín desesperado - el bufón hecho tea-
todo lo tengo para mí, pues yo soy ese y el otro,
Del mundo con la soga al cuello lapidando al outsider de Villón y Genet a Portela. Poeta y escritura en marginalidad conmovedora y absoluta.
Palabras de agua desgastando un muro cerrado incansablemente.
Versos con lejanos ecos de los versos iniciales de Faulkner - A green bough -
Oscar Portela como el espejo de aquel otro ladrón y asesino es condena del ojo implacable de la luna y vida sin otra paz en esta tierra.
Uno, el otro, el mismo. Errante en el laberinto del tiempo y sombra que a veces se busca en los espejos.
Un verdadero himno en el que hay mucho de lo mejor de la voz de Oscar Portela. Texto que emociona leer y que personalmente guardo entre lo mejor de los archivos de la memoria.
Alejandro Drewes
Buenos Aires ( Arg)
OSCAR PORTELA
TENGO PARA MÍ
A mi maestro Oscar del Barco
poema de Oscar Portela
Tengo para mí que soy yo mismo
la sombra que me guía y que se adensa
tras de mis ciegos pasos. Seguro estoy
de que soy aquel rapaz dueño del daimón
que promueve destinos que derivan
en la espectralidad de la intemperie-
y que sueña el reposo y sin posada,
se corona a sí mismo con espinas-
mirtos, alas de colibríes, piel de culebras-
en el vacio sótano de un castillo parlante.
Y tengo para mí la sombra del suicidio,
la ajusticiada sombra de la lumbre -
el danzarín desesperado - el bufón hecho tea-
todo lo tengo para mí, pues yo soy ese y el otro,
el otro que me espera, que no termina de nacer,
el moribundo - el nonato que finge estar aquí-
y ser el sueño de una pobre mujer en pueblo oscuro.
Ese soy y para mí lo tengo: lo tengo escrito en lápidas
de pórfido, en lenguas nunca habladas,
sobre salobres mares desecados y soy el asesino y
el amante, el ladrón y el que dona sin esperar ya nada-
Soy el desesperado que desea no desear ya más
que la desidia - el odiador del verbo y de la música-
de los paisajes que remedan espejos
lanzados como sombras al abismo de un corazón
ya muerto: soy el amanecido
y el que ignora los ciegos soles de toda aurora ausente.
Soy Villon y soy Poe y soy una elegía interminable
que susurra los nombres nunca dichos y que caen con
ellos taciturno al fondo del averno. Ay, y tengo para mí
que soy yo mismo Lucifer y Gabriel en duelo extraño.
Así afirmo que tengo para mí que las doloras de Vallejo fueron
escritas por mis lágrimas y que debo quedarme - aquí me quedo,
solo, temblando, como un ave sin nido en seca rama.
Soy el lascivo y el asceta que se desangra a solas
sin hermanos o respuestas que me confirmen en aserto
- digo que tengo para mí que soy yo mismo- y el otro- el otro-
el otro Oscar que sabe lo que calla y llora a solas-
a solas canta y el desierto mundo que se acrece aquí - como
un buque fantasma en las tinieblas sigue su rumbo
sin otro puerto que vigilia eterna: este soy yo que para
mí lo tengo. Ave de un paraíso extraño, veneno de una cobra
en celo que paraliza y mata, yo soy esto. Y aquí me quedo.
Ya sin lugar ni mundo pues los dejo a la sombra que jamás
da conmigo en el cuadrante y al otro, al otro Oscar, al que yo
espero muriéndome de frío en el averno: que extraña certidumbre
ésta que tengo y pues paro ahora mismo - el tener para mí
que yo soy este - y el otro - y los otros y los otoños lánguidos,
o las ciudades despobladas y un lejano recuerdo
que me habita: un abra y un caballo a solas y el daimón
invisible que extravía a las almas más sencillas y nobles -
la porfía y la lucha contra el viento - tengo yo para mí
que ahí nacieron.
0SCAR PORTELA -
PORTELA + PORTELA
SE PRESENTÓ CLAROSCURO, UNA OBRA DE OSCAR PORTELA
Ante una calificada concurrencia, anteayer por la noche se presentó en esta ciudad el decimoquinto libro publicado por el renombrado filósofo y escritor correntino, Oscar Portela, en el salón de actos del Palacio Municipal.
El día anterior se hizo lo propio en la ciudad de Uruguaiana (RS-Brasil), amén de que Portela y el escritor y periodista Ángel Mántaras Márques brindaron una conferencia sobre Políticas Culturales el mismo miércoles en horas de la mañana, despertando el interés de los presentes, quienes a la postre formularon diversas preguntas e interactuaron con los expositores.
La presentación de la obra estuvo a cargo de la profesora y escritora Marina Pannunzio, quien, sentada a la diestra del literato nacido en Loreto, compartió la mesa con la directora de Cultura de la Municipalidad, Mirta Bertone; el coordinador del Ciclo Encuentro con la Palabra, Ramón Blanco; y Mántaras Márques.
En la oportunidad se leyeron varios poemas de Portela, quien compartió interesantes anécdotas con el público y en el epílogo del acto autografió varios ejemplares de Claroscuro.
Antes de que el evento concluya, Bertone dirigió palabras elogiosas para el escritor, destacando el orgullo que siento al estar compartiendo este momento con uno de los personajes más importantes de la literatura contemporánea.
Y espero - agregó- que pronto vuelva a Paso de los Libres para encantarnos con su trabajo, concluyó.
Constituye una gran satisfacción para nosotros contar con tan importante escritor y ver el interés que despierta su obra, señaló la funcionaria.
Fuente: Paso de los Libres - Corrientes - Argentina
LOS CLAROSCUROS DE PORTELA DESDE RIO GRANDE, BRASIL
Oscar Portela En Claroscuro
Por Ricardo Peró Job (*)
A poesia de Oscar Portela traz o eterno questionamento dos pensadores sobre a razão de ser de nossas vidas e nossas dúvidas sobre o que ocorre após a nosso desaparecimiento. A través de metáforas e em estilo elegante, faz poesia com conteúdo incisivo, indo ao fundo de nossas almas, trazendo á tona nossos sentimentos mais secretos, medos, dores e paixões. Alucidez e a paixão se mezclam em seus poemas, numa harmonia quase inimaginável, deixando marcas profundas em seus leitores.
Com talento e criatividade, Oscar Portela vai da luz ás trevas, do brilho da paixão à escuridãom da morte e, de forma poético-filosófica, questiona aos deuses e a própria razão de nossas existência. Sua obra traz o eterno duelo entre o viver e o morrer, criando um verdadeiro torvelinho de emoções em seus leitores. Claroescuro situa o autor entre os poucos privilegiados com o dom da verdadeira poesia.
(*) : Jornalista e escritor
Catedrático de Literatura de la Universidad Riograndense, Brasil
0SCAR PORTELA -
OSCAR PORTELA
LA CELADA
Poema de Oscar Portela.
Al filosofo Oscar del Barco.
Sal en sus lágrimas. Lagrimas de sangre
Tiñen de cárdenas sombrías luces
Su camino de muerte.
El sudor y las lágrimas
Circulan por las venas contraídas
Del solitario aquel a quien la suerte aleve
Le propina ahora su última estocada
Sobre un paisaje árido y salvaje
Como el perro destino de la patria.
Que ominoso este cielo de caranchos.
No hay civilización ni patria sin traiciones
Ni patria sin crueldad desmesurada.
Ahora lo sabe.
Y en el camino trunco de su vida.
En la hora fatal de su osadía
Oye la voz del Manco que en las sombras
Susurra quedamente en sus oídos
Barranca Yaco es Cruz que se repite.
En la ominosa traición de la celada
Que nos tendemos a nosotros mismos.
Oscar Portela
jujuy 1224. w C P 3400.
Corrientes . Argentina
0SCAR PORTELA -
a Graciela Maturo
Poema de Oscar Portela
El cuerpo me abandona lentamente.
Los ardores de fragua del verano.
El tortuoso invierno. La recelosa cobra
Del deseo oculta en madriguera.
Los colores minados por la ausencia
De la piel renovada en staccato de cada primavera.
El oro en las arenas y el sueño, el sueño
De quien entra a la presencia como a un bosque de
Símbolos donde no estabas tú. No es un arca mi cuerpo.
No es chalupa siquiera: siniestrado por las tormentas
Y huracanes, siempre en desiertos, ¿como podría
Salvar algo de lo queda en la memoria de aquel
Pajaro Azul que ayer cantaba en mis ventanas?
Ah, llévame contigo hacia el poniente donde nada
Se pone, traspone el horizonte, piérdete entre las nubes
Más lejanas, atisba entre las cifras donde tal vez
Los ángeles arrullen el silencio de Dios.
¿Volverás a la tierra? Tal vez el pino enhiesto en la colina
Te espere como el rayo y el amor que te abandona ahora
O que nuca tuviste encuentre asilo entre sus ramas
Cuando lo yermo cede y en tus ojos vuelve el lapacho
A florecer serenamente.
Carta a Abel POSSE
El odio Poema
Por Oscar PORTELA
Nada conduce hacia ninguna parte y buscamos
El todo más los caminos todos llevan a lugares
Que ya viviste en anteriores vidas. Odio y rencor
A toda luz que cubra la vida del planeta. Odio al
Hielo denudo. Odio el odio de los desiertos dátiles y vientos.
Odio al final todo espejo del alma.
Odio el mar calmo con sus mareas constrictoras
Que devuelven a tierra el detritus de las noches del Caos.
Odio el calor del odio y el desprecio que desprecia el desprecio.
Odio el Olor de la Pobreza
Y el lujo asiático de los mandarines
Que cultivan naranjos en Palmira. Odio el odio trivial.
La truculencia de las carnestolendas de la Historia.
El "gran-guiñol" desde teatro en llamas
Que tiembla sobre trivialidades y enfermos ecos
Del alma estéril del mortal que canta.
Odio al crucificado del madero. El tiempo- el limonero y
Los recuerdos. Odio con todo mi odio aquello
Que nos llama al olvido del huerto invitándonos a internarnos
En el bosque del olvido renuente.
Pues solo amo la eternidad del verbo ausente.
El Corazón o la espera del Adamita
un poema de Oscar Portela
a Friedrich Nietzsche y Jean Arthur Rimbaud
Escucha el corazón de la piedra. La estalactita
Escucha. Escucha los lamentos del viento.
El corazón de Nada escucha. Escucha: es corazón.
Y vértigo. El pino en las alturas mira el abismo
Sin temer lo oscuro. Escucha. El corazón escucha.
Asimismo se ausculta el corazón y advierte
La intemperie. La incuria. La soledad que espanta.
El incubo que nace. La muerte que despierta.
La soledad que asfixia las cometas de un cuerpo
Que fue consagración de primavera. Y escucha corazón
Las plañideras flechas del deseo.
No es este el corazón que siente.
Es grafía del cuerpo y del espanto. Escucha
Tierra el corazón que nace de tus
Propias entrañas y asciende hacia lo mudo.
Hacia el azur profano. El corazón que mira
El cuerpo de Afrodita y se convierte en llanto.
Es este el corazón llagado. La lengua es su destino.
Los labios, las plegarias, las promesas.
El proemio de una historia de amor y de un
Cuerpo sin penas. Escucha corazón. El corazón
Escucha. ¿Recuerdas las tardes del estío,
El río que no vuelve, las riberas, los árboles,
La soledad sin fin y nosotros apenas desnudos
Y sin nombres para el libro que viene?
Aquí estas corazón. Aquí tú escucha.
Tu final sin historias ni quejas ni llamados.
Escucha corazón y dime las plegarias
De una pregunta apenas. El Adamita espera.
Desnudo corazón tu escucha y pena.
El agua escucha.
Pasa y escucha las endechas del tiempo.
Las flechas con que Apolo hirió a Marcias y el canto
Con que florece el loto en las aguas del lago.
Escucha corazón. Escucha. Y dime todo. Todo.
Dame su joven cuerpo. Desnúdalo de nuevo y entrégalo
A mis cantos. A la oración primera. A las albas que Eros
Vio nacer en mi pecho. El corazón escucha. Escucha
El corazón escucha y tañe la amapola.
El lirio y la azucena. Así torno a vigilar lo pleno.
Construyo sobre escombros como Abel Posse quisiera.
Y allá en la luz astral de otro sangral poniente
Lisa sonríe a solas para siempre.
Escucho corazón. Yo escucho. Soy tuyo aún.
Aun soy primavera. Escucha en la sonata de la luna
Que llama a todos y aún espera. Espera
La vigilia de un hombre que está solo y espera.
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