Aquella poeta
...fue niña y se parecía a las demás niñas solo que creció sin saber como ni por que. Un buen día se encontró con ella misma al otro lado del espejo lo atravesó; recogió todas sus palabras -las que sabia- las metió sin orden alguno en tres viejos baúles grandes. Se fue a vivir a un palomar desvencijado donde las ventanas daban a una inadmisible jungla de edificios de planos tejados y obscenas antenas.
©Carmen María Camacho Adarve
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