AÑO NUEVO
AÑO NUEVO
Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar las peticiones que llegan desde la tierra:
-¿Qué piden las personas? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado-.
-Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad... -contesta el ángel más viejo-. Y bueno, todas esas son cosas muy importantes. Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando las mismas y aunque el tiempo pasa, las personas no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo como un regalo.
-¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles-.
-¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? -preguntó el ángel anciano-.
Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta los últimos minutos del último día del año. Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de una persona que decía:
-"Un nuevo año comienza. Empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad, con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres. Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que el calor pase de una persona a otra, el calor del amor, que tanta falta nos hace. Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad”.
En el cielo, sentados al borde de una nube, dos ángeles sonríen.
¡FELIZ 2007¡
Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar las peticiones que llegan desde la tierra:
-¿Qué piden las personas? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado-.
-Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad... -contesta el ángel más viejo-. Y bueno, todas esas son cosas muy importantes. Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando las mismas y aunque el tiempo pasa, las personas no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo como un regalo.
-¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles-.
-¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? -preguntó el ángel anciano-.
Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta los últimos minutos del último día del año. Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de una persona que decía:
-"Un nuevo año comienza. Empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad, con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres. Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que el calor pase de una persona a otra, el calor del amor, que tanta falta nos hace. Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad”.
En el cielo, sentados al borde de una nube, dos ángeles sonríen.
¡FELIZ 2007¡
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