Amor en...
(“si no me caso contigo no me casare con ningún otro”, Ya es tiempo de que nos casemos todo el mundo lo hace”, “me case sin amarla ya que ella se caso con otro”)
Marta nació en un pueblo en donde sus habitantes no pasabam de tres mil. Por eso hubo una época en la que se intereso por el estudio demográfico al no ser posible tres mil hombres casaderos. Desde niña era una gran lectora su afición diaria por leer libros la indujo a crear una prueba de sondeo entre los habitantes solteros; consistía en detectar la sensibilidad según la capacidad literaria de los participantes. Por ejemplo, él que a la pregunta “¿has leído a Pablo Neruda?, respondía con un…” ¿ese quien es?” Era eliminado del círculo de íntimos. Probada su evidente incapacidad para entender los delicados matices de el espíritu de Marta.
Hasta que en una de sus entrevistas un muchacho le respondió que sí. El romance duro varios días ya que termino cuando su culto pretendiente; le recito arrodillado a sus pies y de corrido este poema de Luis de Góngora.
LUTO POÉTICO
Por una negra señora
un negro galán doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene.
Hablóla una negra noche,
y tan negra, que parece
que de su negra pasión
el negro luto le viene.
Lleva una negra guitarra,
negras las cuerdas que tiene,
negras también las clavijas,
pues negro es el que las tuerce.
—«Negras pascuas me dé Dios,
si más negros no me tienen
los negros amores tuyos
que el negro color de allende.
»Un negro favor te pido,
si negros favores vendes,
y si con negros favores
un negro pagarse debe.»
La negra señora entonces,
entafada del negrete,
con estas negras razones
al galán negro entristece:
—«Vaya muy en hora negra
el negro que tal pretende,
que para galanes negros
se hicieron negros desdenes.»
El negro señor entonces,
no queriendo ennegrecerse
más de lo negro, quitóse
el negro sombrero y fuese.
(El abismo de las aficiones literarias de los amantes se torno insalvable)
Ella; tenia mucho de mística se había aprendido de memoria las poesías de Santa Teresa de Jesús. En la última cita los amantes se recitaron unos versos de despedida. Ella lloro por su amor imposible... y al cabo de un tiempo pudo ver desolada... como él se entendía con una peluquera...aficionada a leer telenovelas.
Desde entonces Marta supo que el amor era un asunto de selectos.
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