Cuento de Navidad
Caminaba por la gran avenida encogida en su abrigo negro por la pena antigua, mirando al suelo. La luces se reflejaba contra la nieve y las fachadas de los edificios parecían recoger, de forma efímera, serena, los oropeles del pasado. Al llegar al piso bajaba persianas y corría cortinas, para no ver las luces… Ah, la nieve. La nieve cubría las calles otra vez la Navidad.
Recordaba que Juan su marido, salio a trabajar, y a la hora del desayuno la llamo para tomar un café con ella, aquella mañana estaba Juan muy tranquilo, parecía suspendido en un silencio fragilísimo, como el silencio de la segunda quincena de enero o de la primera quincena de febrero.Conversaron sobre donde pasar las fiestas y hacia medio día, llamaron a la puerta…era un policía notificándole el hallazgo del cadáver de Juan, en un parquecillo, se había suicidado. Se quedo sola con Elena, la hija, que apenas tenia dos años.
La familia de Juan, la telefoneo para invitarla a la cena de nochebuena, no querían entenderlo, ¿Cómo iba a cenar con ellos?
¡Como enfrentarme a esa cena¡ ¿Por qué todos los años se repetía la misma invitación? No, no, no…en la mesa estaría sentado como todos los años Andrés con su hija y su mujer, Andrés el hermano gemelo de Juan.
Se asomo a una ventana. Vio una plaza llena de nieve. La ciudad cada día era más pequeña. A veces tenia la impresión de que todos se estaban marchando o encerrados en sus cuartos preparando las maletas. Si yo me marchara, pensaba, no llevaría maleta. Había empezado a nevar.
©Carmen María Camacho Adarve
6 comentarios
carmen maria -
Pablo -
QUERIDA CARMEN
BESOOOSSSSSSSSSSSS!!!
JOSE -
Francisco Javier Illán Vivas -
Té la mà Maria -
!!buenas fiestas!!
Sacra -
Un abrazo navideño.