El derecho a la cultura. Por Harmonie Botella
El derecho a la cultura.
La Asociación de Nuevos Escritores de El Campello, ANUESCA, navega por el ciberespacio. Famosos son sus recitales, de renombre internacional, su Encuentro Nacional de Escritores, holgadamente reconocida y acredita su revista XALOC a escala nacional y mundial ya que le contactan autores de por doquier para que les publiquen.
Sí, ANUESCA, tiene una proyección nacional e internacional y no pasa una semana sin que otras organizaciones la inviten a participar en recitales, eventos culturales fuera de la provincia o más allá de sus fronteras. Ser representante o embajador cultural de El Campello, a través de su Asociación de Escritores y Poetas: A. N. U. E. S. C. A es halagador, panegirista, alabador... pueden añadir la lista de calificativos que lo deseen.
Uno, o una, se va con las maletas llenas de ilusiones, de libros suyos que regalará al alcalde, al diputado y presentes de El Campello para otras autoridades. Todito pagado con sus ahorros, el viaje inclusive, porque a la hora de ser magnánimas con la cultura las autoridades se duermen. Lo entiendo la cultura es soporífica, no rentable y además peligrosa.
Así que cuando un semi escritor de El Campello -digo semi porque me han demostrado que hay varias categorías: los propulsados por las editoriales ( a quienes les apoya varios “negros”), los famosos que no saben escribir pero tienen un nombre que vendería cualquier cosa, los que tienen complejo de escritor: no saben escribir y quieren a toda costa que el vulgo admita que están a dos pasos del premio Planeta, los menos conocidos pero que gozan de prestigio en su región porque invierten en publicidad más que les costó la publicación de su obra, los buenos que de repente han sido captados por una editorial y escriben por encargo y después... la plebe... como los escritores noveles de ANUESCA, porque serán noveles y honrados toda su vida.
Bueno pues cuando un socio de ANUESCA tiene que irse por ejemplo a Paris o a Sebastopol, enseña el trabajo realizado por su asociación, los recortes de periódico sobre los milagros de un puñadito de gente humilde que se propuso un día que el Campello sería la Capital de la Poesía, oye a sus interlocutores decir:
“- Que maravilla de pueblo, todo para la cultura. Y le darán mucho dinero para organizar tales eventos, publicar libros, revistas y antologías... ¿ Verdad?”
Sí, ANUESCA publica mucho: este año saldrán una antología, un libro, una revista y los propios epítomes de cada componente de ANUESCA que decida editar por su cuenta y gastarse los ahorros de varios años...
Sí, ANUESCA ,inagotable, escribe, tiene a su grupo de fieles seguidores y lectores que desconocen las artimañas de la asociación literaria de El Campello para sobrevivir en una jungla donde algunos se mueven al son del tintineo de los euros y el desdoblamiento marchito de los billetes.
Sí, ANUESCA, tiene mucho público cuando presenta su Encuentro solidario a beneficio de ONGs, o homenajea a un periodista fallecido hace un año. Recordaremos que este homenaje censurado y aplazado reiteradas veces reunió en la biblioteca municipal a más de doscientas personas. Algunas de ellas tuvieron que presenciar el acto, de pie y en los pasillos.
Cabe preguntarse hoy día si la cultura es un lujo.
Tenemos que replantearnos si nuestros dirigentes tienen la obligación de darnos, difundir la educación y la cultura con los impuestos que pagamos.
Todas las representaciones de nuestra forma de vida son cultura: lectura, teatro, gastronomía, pintura... y definen nuestra identidad. ¿Que es un pueblo? ¿Un conjunto de ladrillos, cementos, pasquines, descampados nauseabundos... y bolsillos repletos de los que apuestan por la teja?
No. La cultura somos nosotros. Usted que colecciona sellos, su vecina que toca el piano, su amigo que pinta, su primo que está en la coral, este niño pequeño que quiere leer un cuento o este adulto que aprende algo nuevo.
La categoría de una cultura se juzga por la voluntad de su pueblo de sembrar conocimiento, cosechar cultura, por sus manifestaciones, por la implicación de las autoridades en su desarrollo y la contribución económica que aporta para permitir ese proceso.
Científicamente se ha señalado que la cultura engendra hombres y mujeres sabios y felices. Dichosos por que pueden compartir lo que aman con otras estratosferas de la sociedad si las autoridades le dan los medios adecuados.
Pero llegados a este punto el círculo no se ensancha. Algunos pueden concebir cultura pero los más desfavorecidos no pueden acceder a ella, porque nunca han oído hablar del desarrollo de la sabiduría, porque no le interesa a ciertos grupos que las masas se cultiven.
Integrar a los marginados culturales, es abrirles los ojos y la mente al conocimiento, a la sociedad y a la política y para finalizar provocarles el replanteamiento de su propia semejanza dentro de este mundo de hormigón, violencia, apatía y codicia.
La cultura y el arte permiten el conocimiento de si mismo y la auto inclusión del ser humano en el viaje hacia la libertad. El hombre y la mujer que crean cultura, que comparten cultura o acatan cultura, son seres que tienen otra mirada sobre el mundo que les rodea.
Mirada crítica. Crítica constructiva que les incita a inquirir si son libres para ser cultos y opinar sobre lo que les rodea.
Mi pluma va demasiado rápido, perturba las normas,las ideas y los conceptos. Escribo demasiado y si sigo así los americanos me pondrán en sus listas negras de intelectuales provocadores... Bueno esto ya es broma.
...Punto casi final. Esta vez no extrapolo más...porque mi intención era sólo de hablar de ANUESCA.
Harmonie Botella
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