"FIESTA DE LOCOS" Articulo publicado en Diario Jaén 02/03/2014. Carmen María Camacho
En Jaén de 1464, dice la crónica del condestable Iranzo: con un “grande fuego de mucha leña”, corrida de sortijas a caballo, danzas y el “juego de los hortelanos”, que bien defendidos con armaduras vegetales y provistos de grandes calabazas, “hacían un torneo muy bravo de calabazas, dándose con ellas hasta que no quedaba ninguna sana”, y con un banquete finalizaba el martes de carnestolendas.
En carnaval se invierten valores, físicos, morales y sociales, es, una constante de tiempo carnavalesco. Cambios de actitud, posición y orden de personas, animales y objetos se desarrollan de forma sistemática en esta época. Un hombre se disfraza de mujer y una mujer de hombre, un perro es manteado o un gallo apedreado, y se sacan de las cuadras de los vecinos los aperos de labranza y se cuelgan de un árbol o se arrojan a un río, se está cumpliendo el principio de inversión que domina todo el fenómeno carnavalesco. Que ha sido interpretada como una estrategia social que sirve para aliviar los conflictos y tensiones latentes entre los miembros de cada comunidad, especialmente entre quienes ejercen el poder y quienes lo sufren; una especie catarsis, que permite la expresión ordenada, reglada y temporal, durante un limitado de tiempo, de las pasiones y tensiones reprimidas durante el resto de año, lo que, al fin y al cabo, refuerza la continuidad de la estructura socio-política y cultural
Durante el carnaval, la práctica de actos desenfrenados de todo tipo, la institucionalización transitoria del desenfreno y de la locura, vienen, a ser válvulas de escape que acaban reforzando el mismo orden social que el carnaval temporalmente parodiar e invertir
Disfrazarse de modo ridículo. Común es que el hombre se disfrace de mujer y la mujer de hombre. Los disfraces masculinos con pieles y pellejos de animales, que se complementan a veces con cascabeles, campanas y cencerros.
Hacer parodias de las autoridades e instituciones (religiosas y políticas) de la comunidad. Hacer parodia de su forma de vestir, de hablar, de hacer discursos. Son comunes las parodias de elementos culturales cristianos y la exaltación de los paganos… Realizar actos escandalosos y estrafalarios, hasta convertir temporalmente la locura en norma de conducta. Las "fiestas de locos" medievales eran típicamente carnavalescas.
La práctica de actos desenfrenados de todo tipo, la institucionalización transitoria del desenfreno y de la locura, vienen, a servir de válvulas de escape que acaban reforzando el mismo orden social que el carnaval pretende temporalmente parodiar e invertir.
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