La infanta Margarita de Austria a los seis años por Carmen María Camacho Adarve (escuela de Veláquez)
Salvador Dali (Figueres, España 1904-1989),
representó vivamente ese período. El supo convertir sus sueños y desenfrenos
imaginativos en un estilo personal que logró embrujar a muchos, y lo hizo
trascender.
La carta de presentación de sus obras son sus títulos, evocadores de
algo inesperado o diferente; algunos descriptivos, y todos originales.
Muchos de ellos son largas frases poéticas y chocantes, que también han
contribuído a categorizar y distinguir a este artista Impresionista (gran
parte de su obra puede ser asociada con ese estilo); entre otros recuerdo: La
Persistencia de la Memoria (1931), Rostro de Mae West el Cuál Puede Ser Usado
Como un Apartamento Surrealista (1934-35), El Fantasma de Verneer de Delft
el Cuál Puede ser Usado como Mesa (1934), Carne de Gallina Rinoceróntica
(1954), y Velázquez Pintando la Infanta Margarita con Luces y Sombras de su
Propia Gloria (1958). Dalí, aparentemente, no quería ser parte anónima de
una estética generalizadora; su individualidad debía prevalecer.
Aquellos que no aprecian su obra tampoco pueden fácilmente
descalificarla o disminuirla, pruebas de evidente maestría lo impiden. En
cualquiera de sus creaciones están las huellas palpables de su genialidad
técnica e imaginativa.
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