DICENTE POR JUAN DISANTE
 
								
				
				Quise ser dicente
 de dos siglos,
 de sus llanos, montañas y ríos
 sin hálitos humanos.
 Y a poco de ver
 encontré al Hombre
 con su signo,
 su espada filosa y su mimo.
 Ya no sólo es celeste y soles,
 el vuelo es revesado azul
 latitud del norte, 
 centenarios ávidos.
 Todo mi interés en ese  argentífero
 cantero de bienes,
 sin desapego 
 ni la llama 
 ni el colmillo.
 Montaraz cielo sin sures
 donde el mito hace historia
 y la inocencia pueblo,
 rito.
© Juan Disante
			 
       
		
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