Antología Incompleta del VI Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo Valencia Venezuela
Año 2007
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Giussepina Amodei (Florencia, Italia)
Los jardines de los poetas
No son estos
los jardines de los poetas
Son cielos de musgo
donde la luna estalla
en mil gajos
para recomponerse en lámpara
que presta
su luz a las noches de miedo
Donde el mar
tiene el color de la naranja
y el día
está iluminado por doscientas esferas
de diversa magnitud
Donde las estrellas
-replicantes del sol-
desaparecen a cada instante
dejando huellas para quien sabe hallarlas
Son los volcanes
vivos dentro de la tierra
responden al llamado
de quien sabe escucharlos
Son el Desierto
madriguera
del hombre y de los dioses
de los demonios y los santos
del sacrificio y la tentación
Son los espacios donde
todo se invierte
el mar en alto
el azul en las raíces
el infierno arriba
y abajo los paraísos
En diagonal el círculo
triángulos en elipses
el cuerpo volando
el espíritu que invoca
Libertad del contraste
desorden paradoja
precipicio del pensamiento
único modo
- tal vez -
de herir la muerte
Los lugares de los poetas
son barquitos sin ruta
- ningún teorema
ninguna geometría –
I Giardini dei poeti
Non sono questi
i giardini dei poeti
Sono cieli di muschio
dove la luna esplode
in mille spicchi
per ricomporsi in lampada
che presta
la sua luce alle notti di spavento
Dove il mare
ha il colore dell’arancio
e il giorno
è illuminato da duecento sfere
di grandezza diversa
Dove le stelle
- replicanti del sole -
scompaiono ogni istante
lasciando tracce
a chi le sa trovare
Sono i vulcani
vivi dentro la terra
rispondono al richiamo
di chi li sa ascoltare
Sono il Deserto covo
dell’uomo e degli dei
dei demoni e dei santi
del sacrificio e della tentazione
Sono gli spazi dove
tutto si capovolge
il mare in alto
il blu nelle radici
l’inferno sopra
e sotto i paradisi
In diagonale il cerchio
triangoli in ellisse
il corpo in volo
lo spirito che invoca
Libertà del contrasto
scompiglio paradosso
unico modo
- forse
per ferire la morte
I luoghi dei poeti
sono navicelle senza rotta
- nessun teorema
niente geometria -
Tratta dall’ultima raccolta Il Poeta Muore Ogni Sera, (Lepisma, Roma 2007)
(de: Il poeta muore ogni sera, pp. 45-47)
Enrique Hernández D’Jesús (Mérida, Venezuela)
El vuelo de la llama
El viento acaricia la vela
Descubro el calor
me muevo alrededor de la llama
con voz de pájaro nativo todavía de río y de
olor a bosque
No me salvo de la oscuridad
El tiempo colecciona el desplazamiento
yo los temores
la angustia
El vuelo atraviesa el sentido de la arbitraria
forma de saltar de un lugar a otro
El cepillo del cabello se queda en el baño
El cuarto con los estantes vacíos
encuentra la presencia de viejas revistas
y han permanecido los libros infantiles
Regreso a este diálogo
vacilo en el primer momento
me escapo
me aparto con miedo
con los brazos extendidos
GABRIELA KIZER ( Caracas, Venezuela)
Guayabo
Cuando niña
de visita a Urama
recogía, abría y revisaba guayabas
para todos,
hasta que un viejo me dijo
que así no se comía la guayaba,
que había que cerrar los ojos
y que si tenía o no tenía gusano era cosa de dios
o de sorpresa en el fruto que saliera con mejor sabor.
Yo seguía las instrucciones
y me comía cada tarde con las tripas revueltas
todos los gusanos de Urama.
Posiblemente ese haya sido
el primer contacto de mi lengua
con el sabor de la muerte
en los mejores frutos.
Con el tiempo aprendí a hacer mermelada,
a desaparecer el tacto baboso y frío
en el hervor de la hornilla,
aunque siempre sintiéndome cobarde.
Hoy quisiera otorgarte aquel sabor.
Pedirte incluso que no me permitas olvidar
la paciencia o el error
de aquella niña de diez años
sentada a la sombra cada tarde
y aprendiendo, sin saber,
a tragar
tu pedazo de muerte
y tu pedazo de vida.
Magda Sivira (Barquisimeto, Venezuela)
Divino
Como ola de mar me muevo entre lo profano y lo
divino
por mi piel se deslizan ardientes sueños
Me gusta arroparme con el suave ardor de tus tibiezas
dormir entre el salvavidas de tus piernas.
Allí consigo día a día
una fragmentada muerte
un nuevo resucitar
atravieso lo profano
digo que es divino
que Dios duerme en tu sexo.
Orlando Pichardo (Barquisimeto, Venezuela)
Aún
Las mujeres que amé
y que me amaron
felices andan en el mundo
todas tienen un bello recuerdo de mí
y yo
aún las sigo amando
Mirih Berbin (Ciudad Bolívar, Venezuela)
En las crecientes ruinas
que veo desde mi casa
el pedestal de una mujer sobresale
insondables y amorfas siluetas
se mecen en la rivera de un subterfugio
La mirada que no alcanza su objetivo
y la bala que no llega
se trenzan con los sueños salidos del deseo
Un día bailó ese sueño
salió del manto
se adentró a las pequeñas cosas
sin advertir la nube de humo
ni su triste final.
Francisco Arévalo (Ciudad de San Félix, Estado Bolívar, Venezuela)
Oficio de jardinero
El silencio es el peldaño
Cuando la cábala trae en sus entrañas pocas palabras
Una hebra que busca afanosa viejas pisadas
Y yo entre sentencias migratorias
Mastico con abulia la alegría de esta mañana de jueves
De flores pájaros y amores vengo envejeciendo
La palabra que no se gasta se estrella contra el muro bullicioso
El olor cierto de la resistencia que se estruja en la cara polvorienta
Una migaja que camina con ritmo telefónico
El armario vacío que no tiene remedio
Porque la soledad es una doctrina sin límites ni espejos que nos atrincheren.
Fermín Higuera (Tenerife, España)
En Punta Delgada de San Miguel de Azores
Y los perros abandonados
que son muy perros entre los perros
y Dios nos coja confesados
de ser un gato en medio de ellos
cuando los contemplamos
echados sobre las aceras
al margen de humanos conflictos
unos aquí otros allá
van completando como esfinges la vigilancia
del éxtasis de la ciudad en la tarde
saben que está en nuestra mano
hacer lo que queramos de sus vidas
sacrificarlos en los mataderos
o condenarlos a la prisión de las perreras
paro saben también
que nos pueden morder
y que esa mordida
marca un límite de las sombras
más precioso aún que los pasos de las máscaras
porque nos de un signo
de fuerza anterior a las palabras
Gustavo Pereira (Isla de Margarita, Venezuela)
La casa sepultada en la arena
Si sollozó aquí alguien si alguien aquí amó o padeció si bajo este muro
resta todavía ceniza o hueso
si bajo la losa corroída calla el temblor de aquella a quien la
música
del océano arrulló para siempre
nada será olvidado
Fluye suelta en el aire la vida que vivimos la muerte que abrigamos
En polvo universal se desvanecen los reinos erigidos
La piedra que nos mira sabe que la miramos la arena desterrada
nutre el mismo destino del abismo que somos
Nada será proscrito del mundo de esta casa cuyas paredes
el salitre devasta y mordisquea como si derribara la desdicha
Cuanto en ella pasó
pasó en nosotros
Si hubo arrullo o afrenta si bálsamo o catástrofe si derrota o aliento
si vorágine o éxtasis o música o castigo o embriaguez o mesura
Si estos espacios hospedaron el alborozo de las constelaciones o los
viajes de serenos espantos
nada será olvidado
nada será proscrito
nada será tapiado.
Lucila Balza (Venezuela)
La he visto muy cerca
en ráfagas de dolor
He sentido como aletea
sobre mi aura
Coquetea en mi entorno
como gavilán sobre su presa
Allí donde la soledad
lleva ríos de cantos y sueños
Maria Alejandra Rendon Infante (Valencia, Venezuela)
Planilla de ingreso
a los traidores
¡Amigo!
Ey. Sí, es con usted
¡déjese de charlatanerías!
Coma bien
haga deporte
fume con pipa
tome café y vino
crea en Dios
mejor aún, visite la iglesia
use gelatina así sea calvo
vaya a Internet
use anteojos así no padezca de la vista
píntese los labios
cómprese una limosina y contrate dos
guardaespaldas
¡no olvide abrocharse correctamente
y mucho menos olvide el
cinturón!
pertenezca a un partido
visite Mac Donald`s
adopte un hijo
haga donaciones
toque el violín use
solamente corbatas unicolor
témale a la muerte
hágase una cirugía
tome vitaminas
haga el amor sólo una vez al año
ejerza un cargo presidencial
conviértase en accionista de Disney
use plancha
límpiese las uñas
dirija una película y grave un disco
y ¡nunca!, pero ¡nunca! será un poeta
pero si mata a más de dos millones de
árabes será nominado
Premio Nóbel de la paz..
Jona Burghardt (Buenos Aires, Argentina. Vive desde 1984 en Alemania)
Advertencia de las gotas
Cuando el aire tensa su cuerda de asfixia
y el sudor de las nubes enturbia el precipicio,
llueve, llueve como siempre ha llovido
y alguien se sienta a la máquina de coser.
El tamboril reúne gotas y más gotas, tibias
lentejuelas embriagándose de puerta en puerta.
Cuando sol y relámpago comparan su luz,
la costurera calca el corte en papel de seda.
- Nunca dejes caer un alfiler o una aguja al suelo -
o remiendan los ruedos que abarcan el azar.
Hoy llueve, llueve como siempre ha llovido,
pero el agua reniega la caída en cascada,
esquiva el abismo en las baldosas del balcón.
Y de pronto, como una jabalina furiosa que
interrumpe el hilo de la modorra, salta la aguja
dormida en la ranura del piso a buscar el talón en vela.
Caen con vértigo por el abismo las estancadas gotas
como si alguien rasgara los lienzos de un sueño olvidado
y libran cataratas de agujas y alfileres de grises fieltros
y llueve, llueve como siempre ha llovido.
Adhely Rivero (Edo. Barinas, Venezuela)
Una ventana
sobre mí
gira
al graznido del viento
Bebe
Una canción vieja
sombra de una mujer
en el vaho de la copa
Una ventana tiene la noche
viva
en la luz del espejo
y gira mi cuello
al filo arriba.
Ahora
llueve
y las gotas negras
los paraguas
pasan por las calles
Ahora puedo ver por la ventana
un edificio temblando en el agua
Un hombre saltando
Una mujer pintada
en la pared contra la lluvia
Temprano
veía esta nube en el cielo
Ahora yace desplomada
en el pavimento.
Leopoldo “Teuco” Castilla (Salta, Argentina)
Joaquín Giannuzzi
¿Estás suspenso
mirando la ventana que ha girado boca arriba,
oyes por ella el hueco del mundo?
¿Y qué hace perplejo, difundido,
lleno de certezas
tu ojo como un juguete de dios?
La nada ha sucedido. Lo sabes
ahora que las cosas sólo aparecen de tu luz
y la mañana gira ajena y lejos,
como encerrada en una naranja.
Los que te quieren suenan con tu voz
igual que entre las ruinas, los pájaros
suenan a columnas.
Esta hora desarmará, larguísima, a tu mujer
hasta que toda su carne se vuelva de palabras,
a tu amigo Hugo Caamaño
que se ha quedado fijo
frente al horizonte;
a tus hijas, desarboladas, con sus pulseras mudas,
mientras el día se balancea con tu sensación
y no tiene tiempo
sino ventolera
que se enciende, apaga, enciende
cuando pasa un alma.
Como la poesía tendrás, por fin,
la forma peregrina,
en Campo Quijano
que tanto te llovía y desterraba.
Que se cubra contigo esa comarca.
Y te nazca.
Salva lo real. Siembra tu cabeza
y late a muerte, a vida, late,
hasta que la dalia,
la que cantaste, invicta,
se alce en silencio
y desollada
te merezca.
Tobías Burghardt (Essen-Werden, Alemania)
Ojos noctívagos
Mi gato fidelísimo es peludo y caprichoso,
en plena noche está sentado en el alféizar,
meditabundo, propiamente dicho, consiste
de porcelana, de miradas efímeras, en el fondo:
no soy de madera, ni oriundo de Porto Santo,
supone acaso mi lunático gato, mirándolo bien,
tampoco proviene de alguna cueva de bucaneros
que alberga botínes de juncos desviados,
la porcelana de mi gato es tejida de otras telas,
eso, visto de cerca, da que pensar a mi gato.
Víctor Manuel Pinto (Valencia, Venezuela)
II
Los peces de la multiplicación
no conocieron los mares
bajaron de la mano de Dios a la muerte
quizás al fin soy un prodigio
y abro la boca en sueños
respirando el mundo que no conocí
y hablo como los que hablan bajo el agua
y la noche es una placenta
y pienso en mis padres
sobar la cubierta de mi nado
un milagro no se huele los sudores
ni abre y cierra todo el día la boca
las puertas bosteza y se va
sin embargo sé de mí
la pureza de la carne
alimenta al Demonio conmigo Señor
para que no engorde
Lyerka Bonanno (Valencia, Venezuela)
Las mujeres también vamos al bar
a ver que canción nos recuerda al pasado
a conversar con nosotras mismas
también
deambulamos en la calle oscura
como el zigzag de la maquina de coser
a veces
se nos antoja el licor
para abandonarnos a una sola idea
frente a las botellas
las servilletas
y las miradas de los hombres
que no saben si acercarse
o seguir en sus rincones
Marithelma Costa (San Juan, Puerto Rico)
A Paolo Dal Ben
compañero de viaje
Cómo mantenerse en la cresta de la ola
Mientras ésta se dirige hacia su diana
Cómo seguir en estado de gracia
Qué sucede cuando la línea que delimita la vigilia del sueño se escinde
Cuando el cuerpo se disuelve en una masa líquida
y no se llega al suelo
Por voluntad o por inedia
Por el insomnio prolongado
Por haber visto demasiado en la isla calcinada
Por haber andado demasiado con los ojos abiertos
Cómo se regresa a la realidad dislocada
Cómo se aterriza en la ciudad de piedra y hierro
Quizás un café
Una pizza una cocacola un té verde
Una hogaza de pan de la calle Sullivan
O quizás nada de eso: el bus de la Québecoise
Abandonar la empresa inútil y aprender a caminar desde el sueño
Montarse en la cresta de la ola como quien monta en el corcel
Y cabalga al sur de los mísiles
Ser la diana a la vez que el dardo
Transformarse en el sueño líquido
Giovanny Gómez (Bogotá,Colombia)
Una palabra como casa
“Señor dame una palabra
que tenga la forma de un barco
un barco de velas inextinguibles
donde pueda ir a conocer el mar
Dame esta palabra por casa
por vestido por amante
deja que ella sea mi soledad
mi alimento y no pueda sobrevivirla
Aquí estoy tan vacío de formas
y silencio...
Toda mi inspiración semeja
el ruido de unas manos atadas
necesito un barco por cuerpo
y el amor por mar
Escúchame por estas alucinaciones
y la vastedad de las cosas que vuelven
a su lugar.”
De Casa de Humo"
María Isabel Novillo (Caracas, Venezuela)
Maestra vida
Era una mercader de Templo.
Tenderete pequeño entre sus faldas:
una sobre otra, al uso de su raza.
Ofrecía campanas y cristales de cuarzo
sentada en la escalera -hacia la izuierda
entrando- a las puertas de la Catedral de Lima.
Te compré una campana de raro timbre, puro.
No los cuarzos que, aunque bellos, te dije,
eran caros. (Uno no sabe cuán pobre está)
y tú: "señora, señora" me decías
ajustando los precios
con la voz cantadita, bajita, de tu raza.
Y hubo algo. Me miraste a los ojos.
Tus ojos de quietud:
Silencio y soledad del altiplano.
Hubo algo
(Imposible decir el cómo la lección
entra y te toca)
"Señora, tómelos. De regalo"
En tus manos, modestas, la luz era cristal.
Lucía, te llamabas.
Sí. Claro que ví la miseria en Lima.
Ví la mía.
Señora, me decías. Y no sabes
que todo el Señorío
iba en tí.
Carlos Osorio Granado (Caracas, Venezuela)
Oportunidad
El eucalipto bailó esta tarde con la lluvia
Se me dió el chance de sentirlo
No existía más nada
Al escampar, todas las cosas
de siempre me inundaron
Dejé de ver la calle,
la vida de los árboles y la mía
De “Amatoria”
Andrés Aguilar – Pérez (Venezuela)
En la tierra de esta selva inquietante
Oro verde
Agua verde
Colina verde
Animal verde
Despierto
No estás desnuda a mí lado
No estas
Todo fue un hermoso sueño
Pienso
Este sabor que tengo en la boca
Es el sabor de tu cuerpo
Tu sabor es mí cuerpo
Y tu cuerpo
Siempre en mi cuerpo
Quiero volver al camino
Donde te encontraré
Seguramente
Julio Carabelli (Buenos Aires, Argentina)
Huellas
Esa mujer que pasaba muy tranquila
por la ancha vereda de mi asombro
me sigue caminando por las noches
con pasos escarchados.
Nunca ha de saber que está cansada
de tanto transitarme la memoria
la dolida urdimbre
con el vago color de sus zapatos.
Esa mujer que pasaba muy tranquila
no tenía nombre
ni edad
sólo un irse
de imposible traducción.
Su belleza era extranjera aún allí
donde hasta el murmullo era de otra parte
y sus ojos
como barcos
cargaban sitios en los que yo no estaba.
Por las noches
corrido pasajero de andenes temporarios
me inquieto
ansiando despertarme
junto a esa mujer que pasaba muy tranquila
sin dejar más huellas
que estas heridas en el rostro de mi sueño.
No tengo el mail de Giovanny Gómez y de otros que faltan y me vuelven los que envío a Hernández D’ Jesús y a Francisco Arévalo. Por favor reenviar. Gracias.
Julio Carabelli
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