tesis del garrafón
TESIS SOBRE
EL
GARRAFÓN
De vez en cuando los gobernantes se despiertan con la boca seca y la cabeza cual caja de grillos, mientras siente la acuciante necesidad de correr al baño debido a un ataque de naúsea.
Se dicen:
-¡Hay que acabar con la droga¡.
Y ponen en marcha complicados planes y extrañas campañas publicitarias para solucionar el problema, aunque el primer problema sea que no entendamos muy bien, lo que pretenden y a que se refieren con exactitud. Y a que en el saco roto de conceptos difusos entran las mas diversas y variopintas, sustancias, de efectos bien diferenciados. Desde el gelocatil, la aspirina, la cocaína, el hachís,la nicotina, y la Maria en los garbanzos.
Suelen ser batallas perdidas de antemano, porque desde tiempos remotos al animal humano le ha gustado meterse todo tipo de sustancias en el cuerpo. Pero cuando la defensa a ultranza de la salud se convierte en una gesta que no desdeña alguna solución violenta - es que es la propia salud- lo que se pone en peligro sin duda.
Y aún con amenazas violentas, la prohibición incita al personal a ponerse ciego.
De esta forma nos encontramos con la sonrisa de los asiduos a las pastillas que no paran de dar saltos y besarse, la flotante mirada del fumador de hachís, palabrería incontenida del usuario de cocaína, divagar melancólico del fumador de mariguana...
La noche acoge a los sonámbulos. Y el pensamiento se se diluya en la vorágine y sus múltiples formulas.
De esta manera pasamos como si nada entre estupefacciones y piruetas de saltimbanquis que provocan la química entre gentes de mente febril entregadas al extravío.
Para terminar sin poder librarnos de caer en las garras de las pócimas malignas y bebedizos. El garrafón, martillazo metálico, como quieran llamarlo.
Y ningún plan de saneamiento social lo tiene en cuenta, porque según los responsables de los locales, -no existe-. Igual que las meigas y sus hechizos; Haberlo haylo. En la modernidad y los avances en tecnologías se presenta el garrafón perfectamente embotellado y etiquetado, con todos los sellos de garantías para tranquilidad " moral" de quien comercia con él, del que nos lo sirve sin remilgos a diez veces superior al precio que con se pagó.
Conspiración luciferina para aniquilar a los espíritus inquietos.
Acostumbrados nos tienen a ese sabor amargo y acre . Pero no inmunizados, no hay virus ni bacteria que se cultive en tan asesino brebaje.
Tal vez sea, por este motivo entre otros, que algunos supervivientes de la noche tengan apariencia de seres inmortales.
Lo hemos bebido a lo largo de años de existencia, y hemos notado como en cada trago se rompía. Dolorosamente. Parte de nuestro sistema nervioso.
Solo una copa de garrafón basta para posibilitar el viaje mas rápido hacia el infierno, en el tren de la mas alta velocidad de los lingotazos.
Es la metafísica del pelotazo, su desinhibición cabezona, y su capacidad para romper los últimos restos de un carácter templado. Aunque cobre su deuda con el zumbido del resacón.
Son las llaves herrumbrosas que abren puertas a lo desconocido.
Haciéndonos recordar con imágenes deformadas colocándonos a patadas en la purria.
Nos hace amigos sin salida de los venenos. Despertando nuestra sed de fábulas, choques eléctricos, sacudidas que nos llevan a pedir otra mas. Con el toque de campanas repiqueteando en nuestras cabezas.
EL
GARRAFÓN
De vez en cuando los gobernantes se despiertan con la boca seca y la cabeza cual caja de grillos, mientras siente la acuciante necesidad de correr al baño debido a un ataque de naúsea.
Se dicen:
-¡Hay que acabar con la droga¡.
Y ponen en marcha complicados planes y extrañas campañas publicitarias para solucionar el problema, aunque el primer problema sea que no entendamos muy bien, lo que pretenden y a que se refieren con exactitud. Y a que en el saco roto de conceptos difusos entran las mas diversas y variopintas, sustancias, de efectos bien diferenciados. Desde el gelocatil, la aspirina, la cocaína, el hachís,la nicotina, y la Maria en los garbanzos.
Suelen ser batallas perdidas de antemano, porque desde tiempos remotos al animal humano le ha gustado meterse todo tipo de sustancias en el cuerpo. Pero cuando la defensa a ultranza de la salud se convierte en una gesta que no desdeña alguna solución violenta - es que es la propia salud- lo que se pone en peligro sin duda.
Y aún con amenazas violentas, la prohibición incita al personal a ponerse ciego.
De esta forma nos encontramos con la sonrisa de los asiduos a las pastillas que no paran de dar saltos y besarse, la flotante mirada del fumador de hachís, palabrería incontenida del usuario de cocaína, divagar melancólico del fumador de mariguana...
La noche acoge a los sonámbulos. Y el pensamiento se se diluya en la vorágine y sus múltiples formulas.
De esta manera pasamos como si nada entre estupefacciones y piruetas de saltimbanquis que provocan la química entre gentes de mente febril entregadas al extravío.
Para terminar sin poder librarnos de caer en las garras de las pócimas malignas y bebedizos. El garrafón, martillazo metálico, como quieran llamarlo.
Y ningún plan de saneamiento social lo tiene en cuenta, porque según los responsables de los locales, -no existe-. Igual que las meigas y sus hechizos; Haberlo haylo. En la modernidad y los avances en tecnologías se presenta el garrafón perfectamente embotellado y etiquetado, con todos los sellos de garantías para tranquilidad " moral" de quien comercia con él, del que nos lo sirve sin remilgos a diez veces superior al precio que con se pagó.
Conspiración luciferina para aniquilar a los espíritus inquietos.
Acostumbrados nos tienen a ese sabor amargo y acre . Pero no inmunizados, no hay virus ni bacteria que se cultive en tan asesino brebaje.
Tal vez sea, por este motivo entre otros, que algunos supervivientes de la noche tengan apariencia de seres inmortales.
Lo hemos bebido a lo largo de años de existencia, y hemos notado como en cada trago se rompía. Dolorosamente. Parte de nuestro sistema nervioso.
Solo una copa de garrafón basta para posibilitar el viaje mas rápido hacia el infierno, en el tren de la mas alta velocidad de los lingotazos.
Es la metafísica del pelotazo, su desinhibición cabezona, y su capacidad para romper los últimos restos de un carácter templado. Aunque cobre su deuda con el zumbido del resacón.
Son las llaves herrumbrosas que abren puertas a lo desconocido.
Haciéndonos recordar con imágenes deformadas colocándonos a patadas en la purria.
Nos hace amigos sin salida de los venenos. Despertando nuestra sed de fábulas, choques eléctricos, sacudidas que nos llevan a pedir otra mas. Con el toque de campanas repiqueteando en nuestras cabezas.
2 comentarios
carmen -
¡esas purrias¡ q te pisotean y bailan la conga.
je,je.
besitos
¡este es mi gore¡
alegre como tiene q ser
¡la vida¡
Goreño -