Es solo una leyenda
ES SOLO UNA LEYENDA
Esta tarde de un domingo de junio. Salgo a pasear en busca de la frescura del agua y las sombras por el bosque de la Alhambra. el viejo bosque de árboles centenarios, la sombras, los bancos de piedra y el sonido de el agua que corre por las acequias y fuentes. Y miro con ojos nuevos, de turista recién llegado, de no importa que lugar del mundo, me meto en la piel de un extranjero, de un artista, de un poeta...
Miro con el asombro de otros ojos resurgir de chilabas y mujeres de negro riguroso con velos cubriéndoles el rostro. Pienso que no son gente casual, como puede ocurrir en : Jaén, Málaga, Córdoba. o Sevilla. No, no, lo son.
Es una imagen cotidiana de la ciudad, bajo por la Calderería, hasta la calle Elvira, continuo por Plaza nueva y camino por la acera izquierda de la Carrera del Darro. Mis ojos de extranjero comparan... Es como cualquier barrio, de Casablanca, de Marrakech. Una tetería, junto a una tienda, un restaurante marroquí.
En Granada nadie nos extrañamos ya de nada. Subo la Cuesta del Chapiz ,comienzo a caminar por el bosque empinado del Castillo Rojo.
Al llegar a la fortaleza, me detengo para recordar una leyenda.
En el arco de una puerta de entrada a la Alhambra; hay esculpida una llave a un lado y en el otro una cerradura.
Cuenta la leyenda, que cuando la llave se introduzca dentro de la cerradura.
Granada volverá a ser Árabe.
Es solo una vieja leyenda...
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