http://www.diariojaen.es/opinion/articulistas/dichosos-los-humildes-EJ1694633

 

 

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Lo que va quedando vivo en Jaén son unos campos de olivos viejos: las aristas muertos, los vagabundos, los pobres, marginados, emigrantes sentados en las aceras. Ahora que es junio y se marchan los pudientes a sus campos, los estudiantes a sus lugares de donde llegaron.

En la tarde de junio a veces encuentro, un loco que parece pintado por Sebastián Martínez Domédel, una vieja que podría ser “Paquita” de Carmelo Palomino, un mendigo con nombre “Alfredo” retratado por David Padilla, un borracho que canta un martinete con voz de bajo, un negro con traje blanco como recién llegado de Cuba, un dandi, una gitana joven con cara de Virgen Andaluza, un dandi vestido de blanco y negro que podría ser Geoge Brummel; un gato vagabundo que camina como un aristócrata que acudiese a una cita con su dama.

Y es que el alma debe ser de locos o de pobres. Hay que nacer con ella o inventar que uno tiene alma. Y eso que los ricos a veces se compran una; aunque se les ve la estafa.

Cuando hablan de la paciencia de los mansos, del corazón de los humildes y las rameras de Babilonia.