LA POETA QUE NO VIO
Conocí a una poeta que tenía sed de oro. Una mañana se vistió con elegancia y se fue a la plaza de España. Apenas llegó a la joyería, se apodero de una pieza y se escabulló.
El policía que la aprendió le preguntó:- ¿Por qué robo el oro en presencia de tanta gente?
-Cuando tomé el oro –respondió-, no vi a nadie. No vi mas que el oro.
©Carmen María Camacho Adarve
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