LAS POLILLAS
A vosotras mis viejas amigas,
que me inspiráis
en noches blancas
de de lunas angostianas.
giráis sobre mis páginas blancas
sobre mi bombilla amarilla
encendida siempre encendida.
Incapaces mis viejas amigas,
como los mosquitos de picar
sois en cambio
mi tormento y suplicio
si como, si leo , si escribo...
A vosotras amigas mías,
que os lanzáis ciegamente
contra mi rostro o los ojos
naufragáis en el plato del gazpacho.
A vosotras que borronean,
mis noches calurosas
mis pobres escrituras
Al tiempo que os aparto
¡Diecinueve polillas¡
caminan por mi cuchara
y otras se meten por mis orejas
y hasta en algunas en mi boca.
¿Por qué sois tan desatinadas?,
las menos sensatas
de todos los seres vivientes,
A vosotras las polillas,
Y a esta relación,
que mantengo
ni amistosa, ni lógica:
¡ ello no es posible¡
nadie sabe nunca qué hacen,
para qué ni por qué lo hacen.
Mis polillas, ¿acaso sois tan desatinadas?
Son gratuitos y carentes de sentido
¿ vuestros actos?
esa conducta
en apariencia
absurda o ilógica.
Las polillas giráis menos,
en torno de las lámparas
que alrededor de las cabezas
de los calvos...
A vosotras las polillas
que me inspiráis
parecéis no tener armas
ofensiva o defensiva,
unas quinientas o un millar
de vosotras
acosándome
de continuo,
incesantemente.
A esta poeta pobre,
metiéndose
en mis oídos,
dentro de mis ojos,
caminando
por mi cuello,
introduciéndose
bajo mis uñas,
no permitiéndome
hablar, recitar
impidiéndome
comer en paz,
no dejándome,
meditar,
leer,
escribir,
dormir.
Podéis llevarme,
y, de hecho,
me lleváis...
a un estado
de total enajenación.
Llega el instante,
en noches
que arde en lunas
no las polillas,
sino esta poeta...
ya no sabe
qué hace,
para qué
ni por qué
lo hace;
el instante
en que ya no se
ni siquiera
quién soy.
Y, es en ese momento,
en que pierdo
conciencia de mi
cuando me resigno
inexorablemente
a que vosotras
las polillas
me rodéis
y, me dominéis.
¡Más aún...!
ya no podría vivir
sin mis viejas amigas
las polillas...
sin sentiros dentro
de mis oídos,
de mis ojos,
de mi boca.
Es la verdadera razón
de ser polillas,
la razón latente
bajo vuestra conducta
en apariencia
desatinada e ilógica...
Las polillas van,
Expandiendo
su imperio
donde haya
un flexo
y, un ordenador
allí gobiernan
las polillas.
Como un mapamundi,
ilustran estos versos
muestran cuán pocos
son los sitios
aún libres
del Imperio
de las polillas.
Vosotras polillas,
que imperáis
sobre las mentes
cuando éstas
se han apolillado;
apolillando
entonces
a los cuerpos,
que efectúan,
en consecuencia,
acciones
esencialmente
de polillas.
Hasta ahora,
están libres
de las polillas
comunidades
primitivas
y los países
más pobres.
©Carmen María Camacho Adarve
(Donde aún no se han desarrollado de forma eficaz y contumaz los medios de comunicación masiva)
¡Vosotras mis viejas amigas
me inspiráis todas las cosas...!
0 comentarios