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TEMAS BLOG OFICIAL DE LA POETA Y ESCRITORA andaluza Carmen Camacho ©2017

Retiradas las aguas

Retiradas las aguas

RETIRADAS LAS AGUAS DEL DILUVIO

Camino por canales

Donde se alza

El trigo de los faraones.

Canales por donde

Se divierte la muerte

Camino en un ambiguo universo

Por encima de los bosques

Devueltos a la tierra.

Allá se yergue una torre

Sobre el campanario

La silueta de una veleta

Un gallo sostenido por el viento.

Rumor disonante

Viento del nordeste

De áspera sinfonía

De vuelta a la madre naturaleza

Triunfa

 La fuerza de las hojas.

Allá donde la risa de las plantas

Rompen monótonos

Silencios

De una torre callada

Ahora esperanzada

En su forma y su fuerza.

Chapoteaba


En un crisol de un mundo

En ebullición.

Monumento de equilibrio estable

Alrededor de la torre 

Suena la trompeta

De el arcángel.

Se crece la torre

Y se alza

Piedra a piedra

Mientras oculta

Sus anchos trozos de muro

Cubriendo poco a poco

La superficie del cielo.

Buscando el orden

Y la duración en el tiempo

Arañando la superficie visible

Del firmamento.

Un mágico sueño me empujaba

Hacia la piedra de la torre

Permanentemente en suspenso

Inmune al fracaso

En su tenaz deseo de grandeza.

Que tú reino arribe; ¡oh torre!

Con la sed de las cosas que perduran.

Ya que he respirado mucho tiempo

El azufre de efímeras llamas

He llorado demasiado

Por los cielos

Cerrados del tiempo.

¡Oh torre!  yo no puedo

Dejar de comparar

Esta confrontación de tu fragilidad

Que es la mía.

Inclinas tu pared norte

De frente contra el viento

Cruje el tejado del campanario

Desde lo alto

Divides tierra y cielo

Ligero y veloz

El gallo se yergue

En su incomprensible

Desigualdad de movimientos

Tan ligeros y a la vez

Velozmente movidos

Por el hombre.

La torre erguida,

Alta y vulnerable

Se inclina hacia el suelo

En un llanto al gallo

Del hombre que se mueve

Por el tejado del campanario

Arrancado su gallo de siglos

Contándole a la torre

De donde viene el viento.

El maestro dirige desde lejos

Dando indicaciones

Al hombre que baja

Las escaleras del campanario

Con el gallo muerto.

Y la torre ya no es nada más

Que una suma tenebrosa

De gemidos

Expirando dentro de una débil luz

De todo lo que había estado vivo

Y, abajo el ardor del fuego

Envuelve la diferencia

De una atroz confusión

De polvo y cenizas

Para explicar el grito,

A la altura de todos

Nuestros gritos.

Vamos caminando a tientas

Por un mundo

Que ni siquiera tiene

Aspecto de relato.

Nos quedamos quietos

Asumiendo el papel

De testigos impotentes,

Agobiados y precarios

Intentado dar altura

A nuestra torre.

Sabiendo que en vano

Podremos esperar

Bajo nuestras sospechosas

Mascaras,

Los matices delicados,

Del despojo de una idea.

La idea más vil

Se junta con la más noble

De las empresas.

La mente se nos deshace

Como agua

De donde surge un inmenso,

Un único destello,

Un silencio roto,

El de los polos.

El único secreto encerrado

Es la palabra

 Llave de la creación,

 Que ella representa.

Todo lo que la historia

Y la ciencia nos podría

Haber mostrado.

Solo era lo que otorgaba

Impotencia a ese despojo,

Un sentido,

Una amenaza

Que nos mata.

Estamos solos ante muros

De piedra

Solos; con la torre.

Desde un vació

Que nos viste de colores

Tan delicados,

Alejándonos de las palabras.

Desesperación silenciosa

Que se convierte en presencia.

No teníamos que esforzarnos

Para gravarlo en nuestra memoria,

Ya estaba inscrito en ella

Desde siempre,

Era nuestro antiguo

Pensamiento.

Nosotros mismos

En el mundo,

Del azar,

Imperceptible,

Presos de los astros.

Varados en nuestras playas

De una naturaleza muerta

Vacía de acontecimientos.

En verdad,

 Ahora estamos muy seguros

De nuestra solidaridad

Con el monstruo del tiempo,

 Estamos muy seguros

Como para compadecernos.

Desde nuestra estrecha playa,

Desde el agobio

En una acusación

Que cubre al mundo.

Los hombres y las bestias

Tenemos un mismo enemigo;

Una sola ciencia

Una sola defensa

Estamos ligados al tiempo.

En una composición

Desmedida,

Sin poder impedir

Que nos cayera,

Sobre nosotros mismos.

Solos frente a los restos

De la serpiente bíblica,

De hombres fracasados

Esta torre de babel,

Nos parecía la última

Así como cada hombre

Cuyo tiempo se le acaba.

Nos creemos el único hombre

Su visión nos proyecta

Fuera del tiempo;

Lejos de este mundo absurdo

Que parece correr

Hacia su última aventura,

Bajo el escándalo

De las explosiones.

Mientras no actuemos,

Y seamos impotentes

Observadores de

Un mundo que se muere.

 

 

 

 

 

 

 

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