Estrellas en la noche
ESTRELLAS EN LA NOCHE
Para poder ver las estrellas en noches oscura y sin luna. Solo hay que estar acodados en cualquier barra de algún local de moda en la madrugada charlando animadamente con un grupo de amigos.
Y de repente un zapato con tacón de plataforma tipo portaaviones te aplasta, tu pie queda triturado, en el acto por la fuerza terrible del impacto con una especie de adoquín. Vas subiendo con la vista de abajo a arriba debatiéndome entre el dolor y silenciando los gritos. Descubres que sobre una peana van balanceándose y dando traspiés. Las drag queen. Portan sobre sus cuerpos camiones de lentejuelas, baúl de recuerdos de tiempos gloriosos, colgajos con todo tipo de abalorios, kilos de maquillaje y pontigues. En avanzadilla machacando pies hasta alcanzar la ansiada barra.
-¡Señorita¡ por Dios, me ha dejado usted los pies aplastados contra el suelo.
-Perdón guapa, soy una artista.
¿Artista?. Tal vez se considere usted una obra maestra de arte tambaleante.
-¡Que mona¡, ¡zorraa¡.
Entonces te vienen las ganas incontroladas de darles un leve empujoncito para que se precipiten desde las alturas y se rompan los dientes o las narices (a todas le sobra nariz) ya que lo habitual es que sean bastante narigudas.
En las noches de los fines de semana llegan a ser una epidemia, que se reproducen a gran velocidad.
-¡Mira¡ -se oía cuando eran pocas- y las gentes las jaleaban. ¡Que graciosas¡, ¡que espectaculares¡. Y las llevaban a todos los programas de televisión basura a las estrellonas de las tardes "con María". Con esa ilusión que produce el extraterrestre recién llegado a la tierra, antes de que lleguen el resto de las tropas a desintegrar todo.
Pero su principal problema - el cual ostentan- es su personalidad cambiante, ya que de día son: El reponedor del super de la esquina, el opositor a funcionario de Hacienda, el chico que ayuda en las labores del campo a su padre con el tractor, el abnegado padre de familia, el oficinista, el comercial de decesos, el pasante de un bufete de abogados, o el estudiante de peluquería...
Su oferta dentro del mundo del espectáculo es pobre y limitado, dedicadas al karaoque de club de copas, a los que hay que llamar a un timbre para entrar, con dos gorilas en la puerta. Se llaman; Penélope, Divina Sara, Zarastru... Para por las mañanas volver a ser: Nicasio, Aquilino,Borja, Alberto.
Por mucha identidad propia que pretendan exhibir. Solo ocupan mucho espacio (físico), ya que rozan el techo también,con sus gigantescas crestas y peloquones multicolores, por donde vayan, una expansión masiva, lo único logran es una clasificación homogénea. Aunque muten a ciber-drags.
Están firmes sobre sus taconazos y pelucas desproporcionadas. En la voluntad de poseer el planeta tierra.
Para poder ver las estrellas en noches oscura y sin luna. Solo hay que estar acodados en cualquier barra de algún local de moda en la madrugada charlando animadamente con un grupo de amigos.
Y de repente un zapato con tacón de plataforma tipo portaaviones te aplasta, tu pie queda triturado, en el acto por la fuerza terrible del impacto con una especie de adoquín. Vas subiendo con la vista de abajo a arriba debatiéndome entre el dolor y silenciando los gritos. Descubres que sobre una peana van balanceándose y dando traspiés. Las drag queen. Portan sobre sus cuerpos camiones de lentejuelas, baúl de recuerdos de tiempos gloriosos, colgajos con todo tipo de abalorios, kilos de maquillaje y pontigues. En avanzadilla machacando pies hasta alcanzar la ansiada barra.
-¡Señorita¡ por Dios, me ha dejado usted los pies aplastados contra el suelo.
-Perdón guapa, soy una artista.
¿Artista?. Tal vez se considere usted una obra maestra de arte tambaleante.
-¡Que mona¡, ¡zorraa¡.
Entonces te vienen las ganas incontroladas de darles un leve empujoncito para que se precipiten desde las alturas y se rompan los dientes o las narices (a todas le sobra nariz) ya que lo habitual es que sean bastante narigudas.
En las noches de los fines de semana llegan a ser una epidemia, que se reproducen a gran velocidad.
-¡Mira¡ -se oía cuando eran pocas- y las gentes las jaleaban. ¡Que graciosas¡, ¡que espectaculares¡. Y las llevaban a todos los programas de televisión basura a las estrellonas de las tardes "con María". Con esa ilusión que produce el extraterrestre recién llegado a la tierra, antes de que lleguen el resto de las tropas a desintegrar todo.
Pero su principal problema - el cual ostentan- es su personalidad cambiante, ya que de día son: El reponedor del super de la esquina, el opositor a funcionario de Hacienda, el chico que ayuda en las labores del campo a su padre con el tractor, el abnegado padre de familia, el oficinista, el comercial de decesos, el pasante de un bufete de abogados, o el estudiante de peluquería...
Su oferta dentro del mundo del espectáculo es pobre y limitado, dedicadas al karaoque de club de copas, a los que hay que llamar a un timbre para entrar, con dos gorilas en la puerta. Se llaman; Penélope, Divina Sara, Zarastru... Para por las mañanas volver a ser: Nicasio, Aquilino,Borja, Alberto.
Por mucha identidad propia que pretendan exhibir. Solo ocupan mucho espacio (físico), ya que rozan el techo también,con sus gigantescas crestas y peloquones multicolores, por donde vayan, una expansión masiva, lo único logran es una clasificación homogénea. Aunque muten a ciber-drags.
Están firmes sobre sus taconazos y pelucas desproporcionadas. En la voluntad de poseer el planeta tierra.
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