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Síndrome del nido vacío (Publicado en Diario Jaén)

Síndrome del nido vacío (Publicado en Diario Jaén)

Por Carmen María Camacho Adarve

Mientras tomo café en un bar con un amigo que vive en el pueblo. Acaba de haber otro terremoto pequeño todavía no tendremos (síndrome del nido vacío) comentamos   lo que todos los habitantes hablan desde hace unos meses. Que la tierra tiembla y han pasado de ser  una zona tranquila a sísmica.

 De cómo viven los habitantes de Torreperogil también conocido como “Torremoto”  el cambio en sus vidas; es  tema de conversación de la mayoría; que  se reúnen en las plazas  y comenta…   sobre un cielo de invierno que amenaza lluvia.  Atlas y Poseidón han vuelto a encontrarse. Hay  miedo y duermen en los coches  en mitad de las calles, algunos han pasado por el centro de salud y en noches como estas se suelen terminar los ansiolíticos.

 Son noches de pánico cuando la tierra ha temblado sin tregua.  Los que ya no pueden soportar más presión,  han dejado el pueblo se han marchado a vivir a otro lugar. Están los que se han acostumbrado e intentan hacer vida con normalidad.

 Los terremotos los perciben de forma vertical, las copas no chocan en los aparadores, ni se mueven las lámparas, ni los muebles…es una sensación como si las casas saltaran cuando son muchos  seguidos  tienen la sensación de vivir en un barco.

 Y   preocupa el terremoto social…corrupción política, los desahucios, el paro... Las razones geológicas son importantes y el tema central, sí, nadie lo niega,  aunque ¿qué hay de las razones humanas? que llevan a un matrimonio a bajar el telón de sus vidas por culpa de ¿un puto banco miserable?

… Y los  gatos acaban de salir corriendo, como locos, en el momento en que se ha producido el movimiento de tierra,  y la gente ha vuelto a dormir en los coches, y los ansiolíticos se han vuelto a terminar en el centro de salud.

 Otros se fueron para no volver,  la vida es vida y nada más que vida, el tiempo pasa lentamente de la mano del agua y la tierra.

 Siempre quedará una canción, un paisaje, un poema en los que  hallar cobijo contra ¿el último terremoto?

Aquí seguimos como los músicos del Titanic

 

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