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TEMAS BLOG OFICIAL DE LA POETA Y ESCRITORA andaluza Carmen Camacho ©2017

Simón

Simón

 

 

 

Después de presentar sus respetos, abrazar a la viuda, besar a los niños, acariciar al bebe, volver abrazar a la madre, saludar a los familiares y asentir con seriedad como si fuera dueño de funeraria , se iba al comedor a almorzar. Con intriga la gente se preguntaba ¿“Quien será este señor, dónde y cómo lo han conocido, a qué parentela pertenecerá. Será un nieto del abuelo o algún familiar de alguna rama colateral. Será algún albacea, o un amigo de la familia, un amigo de la señora, un pariente, o alguien muy lejano que viene a presentar sus respetos? Todos los días, o casi todos, Simón, se encontraba almorzando en la funeraria; era todo un profesional, su predilección era; los consomés, las galletas, los chocolates, los cafés de las tardes. Almorzaba abundantemente después de acompañar en la oración; un padre nuestro y aves marías, oír responsos y hasta las misas. Luego se escapaba sigiloso al comedor. Casi nunca había desayuno, pero si un buen café y a veces por las noches se iba en blanco, pero los fines de semana, siempre eran los mejores, se comía el doble. Un difunto en una funeraria, otro en otra y si eran de alcurnia, pues mucho mejor. Un funeral de doctor, de ministro, o de gran señor, eran de un almuerzo, de lo mejor, de los más abundantes, pues además de haber mucha gente, él lograba pasar desapercibido. Su corbata negra, su flux gris muy oscuro, tirando a luto y su camisa blanca de manga de yuntas, lo hacían de buen ver. Había preguntas en los rostros de las personas,” ¿Quién es este señor que caricompunjido saluda a los deudos, dando pésames a diestra y sinistra, dando abrazos y apretones de mano?... Lo dejaban pasar. No tenía trabajo y como último recurso, empezó a visitar las funerarias, viendo los avisos, las esquelas, las invitaciones en los periódicos, que conseguía en las madrugadas, y así podía escoger en donde se podía comer con toda tranquilidad.

© Rubén D. Patrizi M.


 

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