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TEMAS BLOG OFICIAL DE LA POETA Y ESCRITORA andaluza Carmen Camacho ©2017

Un Cementerio Feliz

Un Cementerio Feliz

 


Cae la noche sobre Maremures, pero ellos siguen ahí, en Sapanta, esperando nuestra visita.  Tal vez quieran dejarnos en las pupilas una nueva imagen para iluminar nuestras vidas:  la magia de esta muerte azul.

La memoria colectiva de Sapanta, registrada en este conjunto de coloridas tumbas donde se recrea la humilde existencia de cada uno de los que se fueron, sus alegrías y tristezas, crea una atmósfera serena y gozosa: una suerte de reto a la muerte, un himno a la vida.
 
 El cementerio se encuentra en el norte de Rumania en la ciudad de Sapanta, una comuna de cinco mil habitantes que   destaca sobre los Montes Cárpatos, cerca del río Tisa, en la frontera con Ucrania.  Lo llaman el “Cementerio Alegre” o “Cementerio Feliz”, porque arranca las sonrisas de aquellos que lo visitan.  No es un cementerio cualquiera, es el único en el mundo, y está adornado con tallas de madera, retratos de los muertos y epitafios alegres e irónicos en las lápidas.
Llama la atención, en estos tiempos, el apego a las tradiciones y a los roles familiares.  Todos los domingos, jóvenes, adultos y viejos visten sus trajes típicos para celebrar los ritos de la religión ortodoxa.  Este pueblo campesino nunca tuvo miedo a la muerte pues la consideran un fenómeno natural que uno acepta, aunque   no la busque.
  Ver toda la historia del pueblo y las costumbres de sus habitantes, en   el Cementerio.  En esta tierra de ebanistas, todas las tumbas han sido talladas, pintadas de azul y decoradas con el retrato del difunto, representándolo en su trabajo o haciendo lo que más le gustaba en   vida.  Bajo la talla pintada de la figura humana, sigue un epitafio, escrito en primera persona.
El Cementerio Feliz ocupa el primer puesto entre los monumentos funerarios más visitados en Europa y el segundo del mundo, detrás   del Valle de los Reyes, en Egipto.  Se llega por una carretera por la que circulan carromatos tirados por bueyes y  vehículos que van al pueblo.
Atrae a los turistas por las imágenes y los epitafios en versos que relatan con bonachona ironía las circunstancias en que el fallecido pasó al otro mundo.
Las cruces pintadas en colores claros -azul, blanco, verde y rojo- son monumentos de arte popular únicos en Europa, creados en su mayoría, a partir de 1935, por el artesano Stan Ioan Patras y que en la actualidad realizan sus discípulos.  El escultor Stan Ioan Patras, heredero del arte de esculpir la madera, transmitido de padres a hijos, a través de   generaciones.  El proceso de talar la madera de los bosques de robles, secarla, cortarla, dibujar los motivos, esculpirla y pintarla es lento y trabajoso.  En 1977, muere Patras y es enterrado en el lugar.  Pop Dumitru, su discípulo, se muda a la casa del maestro y asume la misma tarea.
En muchos casos, se puede apreciar el buen humor que caracteriza a los lugareños.
Algunos de los Epitafios:
“Aquí descansa mi suegra, si hubiera vivido otro año más, yo ocuparía su lugar”
“Y otra cosa que mucho me gustaba era sentarme al calor de una taberna acompañado de un vaso de vino y una mujer siempre que fuera la mujer de otro.”
“Aquí descanso yo me llamo BRAIC ILEANA, cinco hijos he tenido que Dios la vida les dio GICA, que tú seas perdonado si me apuñalaste cuando viniste borracho del pueblo.
“Qué bien estoy en la tumba en el umbral de la iglesia.  Tú también vendrás aquí”
“Arde en el infierno, maldito taxi que viniste de Sibiu.  Con todo lo grande que es Rumania.  ¿No pudiste encontrar otro lugar donde pararte?  ¿Tuvo que ser frente a mi casa, para matarme?”
Ver otros Epitafios graciosos para suegras, esposas, maridos…:
«Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando»
«Ya estás en el paraíso, y yo también»
«Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también»
«Tanta paz encuentres, como tranquilidad me dejas»
«Aquí yace mi mujer, fría como siempre»
«Aquí yace mi marido, al fin rígido»
«Aquí te espero»
La memoria colectiva de Sapanta, registrada en este conjunto de coloridas tumbas donde se recrea la humilde existencia de cada uno de los que se fueron, sus alegrías y tristezas, crea una atmósfera serena y gozosa: una suerte de reto a la muerte, un himno a la vida.
 

 

5 comentarios

margazita -

La verdad es que me he quedado de una pieza. Me siento identificada totalmente con esas personas que viven tan lejos de mi. Buena manera de tomarse la vida, que ya sabemos implica la "muerte", lo cual no deja de ser un proceso meramente físico. Un abrazo desde Mallorca

carmen maria -

¡pero guana¡
eres sorprendente ¡con lo que me gustaría ir a mi y ademas conociste al carpintero
tienes que contarme cosas
para hacer cuentos.
abrazos

Luis Vea García -guanachinerfe- -

Tuve la ocasión de visitar el cementerio de Sapinta en la región de Maramures -pronúnciese Maramuresh,región maderera- en 1999. También conocí al carpintero y me sorprendieron las historias dibujadas en las tumbas sobre las cruces de madera. Especialmente una en la que aparecía un hombre sentado en una mesa bebiendo rodeado de muchas mujeres y el epitafio. Bebió mucho y estuvo con muchas mujeres. Demasiada tuica (-pronúnciese chuica-licor local) y demasiadas mujeres.

Saludos.

carmen maria -

La muerte no es el final Maine

abrazos

Maine -

Muchas gracias por la información de este post, Carmen. No tenía conocimiento de este cementerio y me ha parecido maravilloso.